“La experiencia es una advertencia de la futura
repetición de nuestros errores”. Probablemente se haya mencionado en diversas
ocasiones pero fue Oscar Wilde el que lo plasmó en papel. Es por esto, que el
recordatorio del Holocausto es tan relevante. Recuerda las atrocidades a las
que puede llegar el ser humano. Avisa ante posibles errores. Sin embargo, ¿lo
recordamos de verdad?
Teóricamente, la paz es un objetivo deseado pero parece
utópico, cada día más. Luchamos por el cambio, la mejora, la igualdad… intentamos
que esto se dirija de la forma más racional y sin embargo, aparece el factor
violencia. ¿Por qué? ¿Será la necesidad egoísta de sentirse “ganador” de la
batalla, a pesar de saltarse todo principio moral? Dándole vueltas, parece de
cobardes. ¿Acaso los que emplean la violencia no se ven capaces de usar la razón
para obtener la aceptación de sus ideas y por ello la necesidad de
agresión? Dudo que nadie gane.
El caso es que estamos vacíos de experiencia respecto
al suceso que marcó trágicamente al siglo XX. No lo suficientemente cerca. ¿Lograremos
recordar los sucesos del siglo pasado si se acerca algún indicio de desastre?
Todo se trata de valores y principios. No todos somos
educados de la misma forma y no todos consideran como universales ideas éticas,
pero, a pesar de ello, creo que hay uno universal y es el no a la violencia.
Este debería ser transmitido desde la infancia a todos, obviamente no se puede
enseñar a un niño a razonar a una edad tan temprana, mas si que es posible aportarle ese comienzo,
porque, después de todo, él es el futuro. Y será quién deba recordarlo cuando
tenga su propio criterio y contemple las posibilidades de como solucionar un
conflicto del tipo que sea.
Por lo tanto, si en algún momento nos vemos en un caso
similar, espero que sepamos decirnos la verdad a nosotros mismos. Que
reconozcamos el inicio de los sucesos, aunque no los hayamos vivido antes, y
los frenemos. Sin eufemismos, sin ocultar la realidad, dado que tiende a ser
adornada para minimizar problemas o ocultar sufrimientos.
Cualquiera que crea que sus ideas puedan ser verdaderas
debería ser capaz de probarlas con argumentos y coherencia, sin presión ni
violencia.
Clara Ferrán Fraga 1ºB
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