martes, 5 de mayo de 2015

Ciencia, aventura y sorpresas de un viaje alrededor del mundo

Charla en el Ies. Rosalía de Castro de Xurxo Mariño Alfonso, profesor del departamento de Medicina de la Universidad de A Coruña, científico investigador, especializado en Neurofisiología  aunque sus investigaciones se centran en explorar el cerebro, en el año 2013,  acometió –junto Elisa Couto - una nueva exploración  que le llevó a dar una vuelta al mundo. 

Once meses duró la travesía en la que ambos que atravesaron desiertos, glaciares, volcanes, ríos, selvas y montañas, interaccionando con todos los seres vivos que les salieron al encuentro, tanto si se presentaban en su condición vegetal, animal o humana, y siempre bajo una bóveda estrellada común  para todos  los habitantes de este planeta tierra.

Ies. Rosalía de Castro. Santiago de Compostela

Una aventura que probablemente surja de su espíritu curioso,  inconformista y viajero, pues -como buen investigador, le seduce el conocimiento – que bien entendido es otra forma de colonizar nuevos territorios. No me cabe duda que el profesor Mariño representa –admirablemente-  la figura del viajero, y como solemos decir en filosofía, el viaje es una metáfora del acto de investigar, un acto de exploración, porque en cierto modo, todo viaje es una experiencia filosófica, en el que el hallazgo principal es uno mismo: el conocido aforismo griego “conócete a ti mismo”.
Y es por ello, que –como en la caverna platónica- el viajero, al igual que el pensamiento, debe desprenderse -en la travesía- de la pesada mochila de los prejuicios, las creencias heredadas, las brújulas, los mapas …..para permitir, si cabe, que el viaje haga su efecto transformador sobre nosotros mismos. 
Por este motivo, quien se atreve a iniciarse en la aventura del conocimiento y el pensamiento, debe estar dispuesto como el viajero o el navegante, a iniciar una travesía por aguas desconocidas. Por eso después de haber tenido la fortuna de haber podido disfrutar de esta charla, sigo pensando que el profesor  Mariño aúna, de un modo admirable, la figura del viajero con la del buen investigador, pues no solamente ama el conocimiento como una exploración y aventura, sino que también ama compartirlo, y eso se nota claro, bastaba ver la escucha atenta de cuatrocientos jóvenes que, durante dos horas y media, no pestañearon ante las amenas explicaciones científicas de esta jovial odisea, que rieron ante las anécdotas del viaje, que aplaudían espontáneamente cuando algún hallazgo les causaba admiración, que saciaron su curiosidad con preguntas antes de la espontánea ovación final.
Ha sido un placer intelectual y festivo que hemos hecho posible entre todos.
¡Enhorabuena!

El relato de esta odisea jovial lo podéis seguir www.vagamundeando.com


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