Recientemente un viejo conocido
me preguntó si sabía el significado que se ocultaba bajo la firma deportiva
ASICS. Por supuesto que no, le contesté. Mi viejo y conocido padre no
desaprovecha nunca la ocasión de ponerse estupendo y citar a los clásicos y
empezó a hablar de Décimo Junio Juvenal, un romano que vivió a caballo entre
los siglos I y II d.C.
Por lo visto este señor tan
antiguo y tan serio dejó escrita la siguiente frase: ‘Orandum est ut sit mens sana in corpore sano’,
que traducido viene a significar algo así como “Debemos orar por una mente sana
en un cuerpo sano”.
Todos sabemos que los romanos le
daban mucha importancia al cultivo del cuerpo, de la mente e incluso del
espíritu. Pero el imperio romano, como todos los imperios, también entró en
decadencia, probablemente por hacer poco caso de los consejos del anciano
Juvenal. Por lo poco que sabemos ni la Edad Media ni la Edad Moderna
consideraron el cuidado del cuerpo un asunto filosófico, quizás demasiado
preocupados por orar, en el medievo, y por conocer, en la modernidad.
Pero no fue hasta finales del
siglo XIX que un francés llamado Pierre de Coubertin tuvo la idea y el
propósito de buscar de nuevo la perfección espiritual por medio del deporte y la
higiene. Su idea tuvo bastante éxito porque se empeñó en difundir las ventajas
del ejercicio físico y trabajó incansablemente por recuperar los Juegos
Olímpicos.
Y volviendo al inicio, ASICS, las siglas de Anima Sana in Corpore Sano, representa fielmente el ideal latino en
nuestro mundo contemporáneo. Su creador, el japonés Kihachiro Onitsuka, tenía
la visión de que los jóvenes deberían buscar una actitud positiva, el sentido
de grupo y el enfoque optimista a través de los valores y la práctica del
deporte. Por si esto fuera poco, su empresa fue de las primeras en diseñar y
desarrollar productos pensados para las atletas femeninas.
Por estos motivos, siempre he
creído que la práctica del deporte nos ayuda a preparar nuestra mente para
afrontar nuevos conocimientos, o para empezar a saber algo de lo que nos
transmitieron las grandes mentes de la historia del pensamiento.
Ah, y lo más importante: es bueno
correr, pero lo realmente importante es saber a dónde vamos.
Paula Fernández Fuertes, 1º Bac F
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