domingo, 7 de octubre de 2012

¿Cuál es el papel del lenguaje en la creación y refuerzo de distinciones sociales tales como la clase, la etnicidad y el género…?


Posiblemente, una de las características en las que nos fijemos al juzgar y conocer  una persona sea, después del aspecto físico, su lenguaje. Según su competencia lingüística prejuzgaremos su procedencia social, su nivel cultural  e incluso, según la estructura y argumentos utilizados, su rol de género. Inconscientemente nos haremos una idea predefinida de su contexto social, de ahí la  fuerza que posee el uso de la palabra como marca de identidad social.
  Dado que somos socializados a través de la palabra, esta nos predispone a ocupar un lugar u otro socialmente. Puede que sea en los tres primeros años de vida, donde la diferencia en el lenguaje sea más notable: un niño que empiece la escuela  y provenga de una familia, no con mayor nivel económico, pero sí con cierto nivel intelectual e interesada  por el mundo actual, tanto en política, economía  o cultura,  tendrá un mayor vocabulario específico y mejor dominio del saber formal, tan solo por lo que haya oído en casa,  que un niño proveniente de un grupo social cuyo saberes no se reflejan en los programas escolares.  Así dos niños, escolarizados a la misma edad, en el mismo centro y en el mismo contexto educativo partirán  de un nivel diferente, poniendo en desventaja a las personas con menos recursos y condenándolos a una situación que se prolongará hasta pasados varios años, en los que el alumno aventajado seguirá formándose y aprendiendo fuera de la escuela, mientras que el otro se limitará a lo que aprenda en la escuela o por su propia cuenta.
 Estas diferencias en el lenguaje también se extienden a las diferencias de género,  pero  son ya más biológicas que sociales. Un ejemplo de estas  diferencias es que las mujeres utilizamos ambos hemisferios para comprender las conversaciones mientras los hombres tan solo utilizan uno (véase video: http://www.portalpsicologico.org/multimedia-video/cerebro-y-lenguaje-diferencias-de-genero.html). También son notables estas diferencias a la hora de estructurar argumentar un discurso, así mientras los discursos masculinos tienden a ser más categóricos y cerrados, los femeninos son más ambiguos, sugerentes y abiertos a múltiples lecturas.
  En definitiva,  el lenguaje provoca una gran relevancia a la hora de juzgar una persona, mucho más de lo que  creemos, y en parte es lógico, que como seres sociales con un complejo y desarrollado lenguaje,  prestemos mucha más atención a la forma de hablar de una persona que a otros aspectos.
  En la película, esta capacidad (positiva o negativa) de las personas para juzgar la podemos apreciar en el momento, en el que uno de los hombres antes su incapacidad de argumentar la culpabilidad del muchacho, ridiculiza a otro y lo tacha de “finolis”, prejuzgando así  su carácter, condición social…
Como conclusión,  cada vez que mantengamos una conversación o demos un discurso, seremos juzgados y etiquetados; romper con los esquemas,  desenmascarar  las diferencias de clases, acabar con los prejuicios… será  parte ya de nuestra lucha interna  y batalla externa por concebir un mundo más justo y mejor.


                                                   Noa Rodríguez Méndez 1º BIC

1 comentario:

  1. Tu interesante ensayo me recordó una deliciosa película que se rodó en 1938 en el Reino Unido: Pigmalión. Basada en una comedia de Bernard Shaw, un profesor –especialista en fonética-, acomete con éxito el proyecto de transformar a una humilde joven vendedora de flores, en una respetable dama. El procedimiento consiste en un aprendizaje de modales y sobre todo, en adquirir la fonética y el vocabulario de la alta sociedad inglesa. No cabe duda, como bien dices, que las élites siempre se han servido de códigos de comunicación restringidos para perpetuar el sistema de clases.

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