Todas las personas, al igual que los grupos sociales de
los que forman parte, tienen una concepción del mundo o cosmovisión. El hecho
de ser conscientes de esta diversidad de formas de percibir la realidad, nos
lleva a reconsiderar si no será un error el aislarse única y exclusivamente en
los propios planteamientos, ya que la existencia de percepciones diferentes
puede resultar un complemento interesante para nuestras concepciones. Así pues,
integrar lo más valioso de cada perspectiva es un modo razonable de superar las
limitaciones de cada una de ellas.
Erase
una vez una aldea perdida en el desierto. Todos sus vecinos eran ciegos. Un
gran rey pasó por la comarca, seguido de su ejército. Montaba un elefante. Los
ciegos se enteraron, y habiendo oído hablar mucho de los elefantes, los movió
el deseo de tocarlo para hacerse una idea de qué es un elefante. Doce Ancianos
y Notables del pueblo se pusieron en camino con este objetivo: «Rey», dijeron,
«os suplicamos que nos concedáis venia para palpar el elefante». «Os la
concedo», respondió el rey; «¡podéis palparlo!».
Uno palpó la trompa, otro la
pierna, éste la espalda, aquél las orejas, e incluso hubo uno que, por licencia
especial del rey, montó sobre la bestia y se paseó. Los doce ciegos volvieron
entusiasmados a su pueblo. Los otros los rodearon, preguntándoles, muertos de
intriga, qué tipo de bestia era un elefante. El primero dijo: «Es un tubo
enorme, que se alza con fuerza, se enrosca y, ay de ti si te pilla!». Otro
afirmó: «Es una columna peluda». El tercero: «Es como una pared de un
castillo». El que había palpado la oreja: «Es como un tapiz muy grueso, de
tejido grosero, que se mueve cuando lo tocas». Y el último exclamó: «¿Es que
chocheáis? Es una montaña que se pasea!».
Dada la naturaleza en parte subjetiva de la percepción sensorial, ¿pueden llegar a ponerse de acuerdo alguna vez diferentes personas sobre lo que se percibe?
ResponderEliminarYo opino que llegar a un acuerdo en este sentido es algo muy difícil, pero lo que sí que se debe considerar es la fiabilidad de los medios que utilizamos para obtener la información que consideramos verdadera. Por ejemplo, en la fábula de los ciegos y el elefante, los ciegos deberían saber que al solo percibir una de las partes del elefante, no pueden saber como es este, y que solo percibiendo algo por uno de los sentidos, en este caso el tacto, la información obtenida es menos fiable que si el flujo de información se obtiene a través de varios de nuestros sentidos.
En conclusión, el acuerdo no debería ser si el elefante es de una manera o de otra, sino que los datos que proporcionan son solo opiniones de lo que han sentido pero que no constituyen una opinión totalmente fiable.