miércoles, 28 de noviembre de 2012


¿Qué puede significar el comentario “Qué manera tan extraña tenemos de empequeñecer las cosas tan pronto como tratamos de expresarlas en palabras” (Maurice Maeterlinck)?

Aquí tenemos una  frase que intenta expresar lo difícil que es expresar las cosas, y aunque esto suene a una paradoja es una gran verdad, pero una verdad a medias al fin y al cabo.

Lo de que es una verdad a medias es porque, como bien han dicho grandes pensadores, narradores, poetas y toda clase de personas que usan la palabra como medio de vida, a lo largo de los siglos, las palabras nunca alcanzaran a representar ni la mitad de lo que  deseamos exteriorizar por medio de ellas, ya que las palabras, al fin y al cabo,  son solo símbolos incapaces de equivaler a las sensaciones reales que experimentamos, que carecen de la “esencia” que tienen los pensamientos que intentamos reflejar a través de ellas, debido a esto, nunca, y repito nunca, las palabras sonaran tan bien como lo que intentábamos decir a través de ellas, y esto si lo pensamos un poco, nos daremos cuenta de que es verdad, de que nunca un pensamiento suena tan bien exteriorizado como dentro de uno mismo, ya que siempre le faltara algo, le falta “esencia”. Aunque puede llegar a pensarse  que eso no es verdad, que hay genios, magos, escritores, poetas, hombres al fin y al cabo, que si, que consiguen hacer con las palabras magia, que consiguen reflejar en cada palabra, en cada pausa y en cada punto, esa “esencia” que el resto de humanos intentamos expresar a través de las palabras con mayor o menor suerte, pero estoy seguro de que si le preguntáramos a eso mismos hombres que les parecen sus escritos, dirían que les falta algo, que en sus mentes sonaban mejor; y digo yo, si esos grandes magos de la pluma no dan expresado sus pensamientos, como no va a ser verdad lo de que empequeñecemos las cosas tan pronto como intentamos expresarlas en palabras.

Pero como he dicho antes, esta es una verdad a medias debido a que, aunque las palabras no consigan exteriorizar todo lo que pensamos, son el mayor medio que tenemos de hacerlo, que no el único (la pintura, la fotografía, la escultura…), y además en mi opinión también podemos experimentar sensaciones  nunca sentidas antes gracias a las palabras, por ejemplo cuando alguien te dice te quiero o cuando leemos un poema de uno de esos magos de la pluma, que aunque para ellos no expresen todo lo que querrían, para el resto de el mundo son grandes diccionarios de emocione y sentimientos.

En definitiva las palabras no son perfectas, ya que no consiguen expresar todo lo que queremos, pero es un gran medio para intentar hacerlo y tenemos toda una vida para intentar perfeccionar nuestra habilidad con ellas.

Daniel Cernadas Fernández

1 comentario:

  1. Aciertas cuando aludes en tu texto a la dificultad de decir, a lo inefable; es decir, aquello que no puede explicarse con palabras. Lo inefable es aquello que apunta al límite de nuestra experiencia: lo que imaginamos, lo que soñamos, lo que sentimos, incluso lo que pensamos, pero ¿se puede pensar sin palabras?
    Lo inefable se muestra en los silencios, en la página en blanco, en el presentimiento, en los márgenes de la experiencia, en el dolor, en el amor... Pero aunque, como señalas, las palabras no siempre”suenan bien”, las necesitamos, pues sin la palabra el silencio es un vacío, así como sin el silencio, la palabra no es palabra.
    Aunque necesitamos palabras para significar, éstas no siempre son garantía de significado, a veces son ruido, cuando esto ocurre, o bien cuando lo inefable aparece, debemos considerar el prudente consejo del filósofo Wittgenstein, que a propósito del lenguaje señaló que, a veces, sobre lo más importante, no nos queda otro salida que el silencio, pues “de lo que no se puede hablar hay que callar”.

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