miércoles, 16 de octubre de 2013

¿Cómo afectan las emociones o sentimientos a la capacidad de actuar y de tomar decisiones?

La toma de decisiones es un tema de vital importancia en los seres humanos. Unas veces debemos hacerlo en milésimas de segundo, y otras tenemos todo el tiempo que necesitemos para tomar la decisión "correcta". Las consecuencias de estas decisiones pueden influir mucho en nuestras vidas, por lo que elegir la opción correcta es de gran importancia. La cuestión es: ¿cómo afectan nuestras emociones en la toma de decisiones? ¿Deben tener más peso las emociones que el razonamiento? Lo cierto es que nuestras emociones influyen sobremanera en nuestras decisiones. Por ejemplo, un día puedes estar enfadado, molesto o triste por algún motivo y lo único que quieres es estar solo. Podrías decidir anular la cena que habías planeado con tus amigos por ello. Este es un caso en el que las emociones pasajeras nos hacen tomar una decisión que en otra situación anímica no tomaríamos. En muchas ocasiones nuestro estado de ánimo "eclipsa" nuestra capacidad de razonamiento, y nos hace tomar decisiones precipitadas. La verdad es que muchas veces se nos ha dicho "estudia lo que te guste hacer, lo que quieras hacer, y no dejes de hacerlo porque te digan que no tiene futuro". ¿Es esto positivo? Es difícil decirlo, pues probablemente te apasione más y te guste más estudiar lo que te gusta, pero en realidad al acabar dichos estudios puede que no te quede nada. ¿Debemos entonces hacer más caso a nuestra razón que a nuestras emociones? En mi opinión sí, pero es ciertamente difícil hacerlo siempre. En muchas ocasiones debemos hacer caso a nuestro instinto a la hora de tomar una decisión, por lo que no tendríamos tiempo de razonar dicha decisión. En otras ocasiones, quizás nuestra razón nos dice que algo es mejor aunque no nos guste, y muchas veces pueden ganar las emociones a la hora de tomar la decisión acertada (como en el ejemplo de los estudios). De todos modos, la toma de decisiones siempre tiene que ir orientada a nuestro beneficio y bienestar personal o comunitario, y la mejor manera de llegar a esa conclusión es con el razonamiento. En la película que analizamos, "12 hombres sin piedad", el conflicto entre emociones y decisiones se refleja en un personaje en concreto. El último hombre en decidir finalmente que el joven juzgado es inocente, que había tenido problemas con su hijo. Esto le llevó a pensar que todos los hijos se comportaban de la misma manera con sus padres, que los traicionaban y abandonaban, y se aferró a esa convicción durante toda la película. En este caso, sus emociones ocultas, que afloraron al identificarse con la situación presentada en el juicio, le hicieron tomar una decisión precipitada y nada razonada, sin admitir ningún argumento en contra; como se suele decir, "se cerró en banda". En conclusión y en mi opinión, debemos hacer uso de la razón a la hora de tomar decisiones dejando a un lado nuestras emociones, siempre en la medida de lo posible, con la finalidad de ser eficaces y sacar el mayor beneficio y disfrute a nuestras vidas.

1 comentario:

  1. No parece posible ni conveniente tomar decisiones sin contar con nuestras emociones pues no hay acción sin emoción. Como decía Spinoza."No deseamos las cosas porque son buenas, sino que son buenas porque las deseamos", es decir, que los afectos tienen tanta fuerza en nosotros que las razones si no van acompañadas de carga emotiva son estériles.

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