Actualmente, vivimos en una sociedad llena de estereotipos que rechaza todo aquello que es "raro" o "diferente". Como dijo Rousseau, el hombre es naturalmente bueno, pero la sociedad lo corrompe. El ser humano tiende a buscar siempre el ser aceptado por la gente a su alrededor, por lo que se integran en grupos, algo que a su vez provoca que mucha gente sea incapaz de sacar a la luz cómo es en realidad. Sólo un par de grupos minoritarios se atreve a aceptarse tal y como son, sin miedo a que la sociedad les juzgue, discrimine rechace. Estas personas son el verdadero modelo a seguir en el que nuestras futuras generaciones deberían de fijarse.
No hay creencias ni gustos malos, simplemente difieren unos de otros en algunos aspectos, algo que sin duda enriquece nuestra cultura porque ¿Lo realmente raro no sería que todos fuésemos iguales?Exacto. Si todos nosotros fuésemos iguales y pensásemos igual, no haría falta que nos comunicásemos entre nosotros, ya que compartiríamos siempre las mismas ideas. Sí es necesario, sin embargo, la igualdad del derecho de libre pensamiento entre todas las personas independientemente de cuáles sean sus ideales y siempre y cuando éstos no interfieran en la libertad de otras personas.
Por suerte, la aceptación de estos grupos minoritarios dentro de la sociedad ha crecido notablemente durante los últimos años y, ¿Quién sabe? Quizás en un futuro no muy lejano podamos decir que nos encontramos en una sociedad construída por el hombre y no hombres construídos por la sociedad.
La sociedad nos construye sí, pero al mismo tiempo también nos destruye, nos manipula, nos limita. Necesitamos vivir en sociedad pues esta nos infunde ese carácter social que poseemos como seres humanos, pero debemos tener presente que al mismo tiempo que nos configura también nos impone marcos. ¿Acaso no son numerosos problemas psicológicos (la anorexia nerviosa, por ejemplo) fruto, en gran parte, de la influencia social? Si formar parte de una sociedad es tan necesario, ¿por qué esta nos crea problemas, nos hace “daño”?
ResponderEliminarSiempre buscamos ser como otros en lugar de pararnos a pensar que lo “bueno” es ser diferente. Nos comparamos continuamente, hallando defectos dónde no los hay y buscando ser otras personas. Si cada uno poseemos una identidad propia, ¿por qué rechazamos esta identidad tan única y buscamos la de otros? Deberíamos estar a gusto con las diferencias y aceptarlas en lugar de intentar que estas desaparezcan y ocultarlas. Si nosotros mismos no nos aceptamos, difícilmente lo van hacer los otros. Siempre queremos lo que no tenemos, y lo que tenemos no lo valoramos, somos seres inconformistas que vemos la hierba siempre más verde al otro lado de la valla.