jueves, 23 de abril de 2015

El triage es un método de la medicina de emergencias y desastres para la selección y clasificación de los pacientes basándose en las prioridades de atención, privilegiando la posibilidad de supervivencia, de acuerdo a las necesidades terapéuticas y los recursos disponibles.
En la imagen anterior vemos un ejemplo de cómo se clasificarían las diferentes víctimas de una catástrofe en función de sus heridas. Ahora bien, partiendo de la premisa de que todos somos individuos únicos y tenemos derecho a la vida, ¿podríamos considerar justo que se atendiese a cada uno en función de las heridas que presenta?  Dependiendo de quién sea esa persona, probablemente nuestra percepción de si es justo o no cambie. Por ejemplo, si esa persona gravemente herida y con muy pocas posibilidades de supervivencia es un familiar o un amigo, probablemente pensemos que se debería priorizar su atención porque existe una ínfima posibilidad de que sobreviva, “aunque sea de milagro”. Sin embargo, si esa persona es un total desconocido, casi seguro que pensemos que debemos atender antes a las personas que vayan a sobrevivir para así no “malgastar recursos”.
Todo esto nos lleva también a pensar que a lo mejor no somos tan libres como a veces creemos a la hora de decidir cuál queremos que sea nuestro destino, puesto que si estamos vivos pero nos marcan con la etiqueta negra, estamos condenados a la muerte sin ni siquiera haber tenido una oportunidad de luchar por la supervivencia.
Podemos también ligar el tema del triage con la emigración que observamos día a día a causa de la decadente situación económica o de conflictos bélicos en distintos países. En este caso, en el nivel uno estarían aquellas personas que pueden llegar a nuestro país y trabajar, ofreciendo algo a la economía, bien porque tienen unos estudios o unas habilidades determinadas. En el nivel tres o en el color negro estarían aquellas personas que escapan de sus países y que llegan al nuestro en busca de una vida mejor. Ahora bien, ¿no debería ser al revés?, ¿no deberíamos dar prioridad a aquellos que peor lo están pasando?

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