Seguramente no son buenos tiempos para los libros. Los espacios
que antes se dedicaban a exponer esos volúmenes que nos invitan a perdernos
durante horas o días entre sus páginas han ido desapareciendo o cambiando de
lugar. No están ya en el centro de las ciudades. Esas ubicaciones están
reservadas a los bancos y a las tiendas de ropa o telefonía móvil.
Ahora los libros tienen poca demanda, y los que se venden están
expuestos en las plataformas digitales o en las grandes superficies.Los lectores de mi generación ya no visitamos librerías y, a lo
mejor, ya no leemos. O leemos de forma diferente. Leemos micro-mensajes, leemos
en twitter, leemos en Facebook, leemos en Instagram, especialmente los
comentarios, las frases de los “memes”, las palabras grafiteadas en las paredes
de la ciudad.Pero nos da pánico, en general, enfrentarnos al abismo de un
volumen de 300 ó 400 páginas. En la actualidad la información suele ir
empaquetada en formatos reducidos, los micro-relatos se han puesto de moda.
Hay quien dice que esto se debe a que vivimos de forma acelerada,
que no dedicamos tiempo a la reflexión. Yo creo que en realidad responde a un
interés que viene de muy arriba.
¿Qué quieren de nosotros? Que seamos consumidores compulsivos. De
moda, de instrumentos, de aparatos e incluso de mensajes.En ese espacio nada favorable hay un lugar para la lectura. Leer
te permite evadirte, pero es mucho más que eso.
La lectura es la habitación donde nos encerramos cuándo y cómo
queremos. Decidimos el inicio y el fin, la intensidad, la profundidad de esa
acción. Porque leer es un acto voluntario, una interacción entre el sujeto que
soy yo y el objeto que se me presenta. Leer es decidir, es conocer otras perspectivas y opiniones sin el
ruido de fondo de un Sálvame o una red social. Cuanto más leemos más lejos estamos de los prejuicios. Cuanto más
investigamos más cerca estamos de saber lo mucho que ignoramos.
No es lo que se espera de nosotros, desde luego. Los grandes
vendedores prefieren un público que consuma mucho y rápido. Por ese motivo, es
tiempo de rebelarse contra las tendencias y las líneas marcadas por los y las influencers.
No está de moda leer, pero nunca fue tan fácil ir realmente contra
corriente abriendo la mente en el interior de un buen libro. Por eso digo: si
quieres ser realmente libre, lánzate a leer, lo que quieras, como quieras,
preferiblemente variando las formas (poesía, novela, incluso algún artículo no
muy largo) y sobre todo rebelándote contra lo que te dicen que deberías leer o
hacer.
Paula Fernández. 1ºF
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