sábado, 12 de enero de 2019

Falacias: ¿engaños o errores en la argumentación?



Diariamente nos topamos con estos falsos argumentos en el discurso público, en tertulias, medios de comunicación, redes sociales, en clase, en casa, con nuestras amistades, etc., resulta interesante estudiar estos modos de engaño o error y, desde luego,  la filosofía desde sus comienzos, se ha aplicado a ello con gran interés, tanto de las falacias formales, como la falacia de la afirmación del consecuente, la falacia de la negación del antecedente y la falacia de la disyunción incluyente ,como de las falacias no formales: ad hominem, ad baculum, ad ignorantiam, ad verecundiam, ad consequentiam, generalización apresurada, del hombre de paja, post hoc ergo propter hoc, entre otras…

Argumento ad vericundiam
En general, para evitar caer en el error o para evitar el engaño, cuando queremos hacer valer nuestras ideas, deberíamos adoptar una serie de precauciones que podríamos enunciar como reglas de o imperativos del juego limpio en la argumentación

1. No atacarás a la persona, sino al argumento 
2. No malinterpretarás o exagerarás el argumento de una persona para debilitar su postura 
3. No tomarás una pequeña parte para representar el todo
4. No intentarás demostrar una proposición suponiendo que una de sus premisas es cierta 
5. No asegurarás que algo es la causa simplemente porque ocurrió antes 
6. No reducirás discusión solo a dos posibilidades 
7. No afirmarás que por la ignorancia de una persona, una afirmación ha de ser verdadera o falsa 
8. No dejarás caer la carga de la prueba sobre aquel que está cuestionando una afirmación 
9. No asumirás que “esto” sigue “aquello” cuando no existe conexión lógica alguna 
10. No asumirás que una afirmación por ser popular debe ser cierta 



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