Diariamente
nos topamos con estos falsos argumentos en el discurso público, en tertulias, medios de comunicación,
redes sociales, en clase, en casa, con nuestras amistades, etc., resulta
interesante estudiar estos modos de engaño o error y, desde luego, la filosofía desde sus comienzos,
se ha aplicado a ello con gran interés, tanto de las falacias formales, como la falacia de la afirmación
del consecuente, la falacia de la negación del antecedente y la falacia de la
disyunción incluyente ,como de las falacias no formales: ad hominem, ad baculum,
ad ignorantiam, ad verecundiam, ad consequentiam, generalización apresurada,
del hombre de paja, post hoc ergo propter hoc, entre otras…
Argumento ad vericundiam |
En
general, para evitar caer en el error o para evitar el engaño, cuando queremos hacer valer nuestras ideas, deberíamos adoptar una
serie de precauciones que podríamos enunciar como reglas de o imperativos del
juego limpio en la argumentación
1. No atacarás a la persona, sino al
argumento
2. No
malinterpretarás o exagerarás el argumento de una persona para debilitar su
postura
3. No tomarás una pequeña parte para
representar el todo
4. No intentarás demostrar una proposición
suponiendo que una de sus premisas es cierta
5. No asegurarás que algo es la causa
simplemente porque ocurrió antes
6. No reducirás discusión solo a dos
posibilidades
7. No afirmarás que por la ignorancia de una
persona, una afirmación ha de ser verdadera o falsa
8. No dejarás caer la carga de la prueba
sobre aquel que está cuestionando una afirmación
9. No asumirás
que “esto” sigue “aquello” cuando no existe conexión lógica alguna
10. No
asumirás que una afirmación por ser popular debe ser cierta
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