miércoles, 23 de enero de 2019

Juicio a la razón instrumental


"La exigencia de que Auschwitz no se repita en la primera de todas en la educación"
Theodor W.  Adorno

El violinista de Auschwitz 


   Se acerca el día de la Conmemoración del 27 de enero, día en que las tropas soviéticas liberaron el campo de Auschwitz en 1945, y vuelvo a considerar las lecciones de memoria que la Historia nos aporta, porque como digo a menudo, conocer la Historia es importante pero no basta, pues de ella no podemos extraer principios éticos. 
   Otra cosa es la memoria, que nos permite reconocernos cada mañana en el espejo no solo como seres humanos, sino como personas decentes que procuran no aumentar el sufrimiento y la injusticia ya existente en el mundo. Por eso la memoria nos recuerda que somos humanos y por lo tanto responsables de los otros, sin los cuales no somos.

    Pero en el caso del Holocausto ¿debemos seguir recordando lo que pasó? Es verdad que eso ocurrió en un tiempo que no es el nuestro, que no hemos vivido, por lo que se nos presenta la paradoja que acompaña a la noción de responsabilidad, ya que esta tiene que ver con lo que uno hizo, así pues ¿cómo voy a sentirme responsable de lo que yo no he hecho?

     Es verdad que muchas veces digo que no podemos sentirnos afectados de todos los males e injusticias de este mundo, pues podríamos sentirnos abrumados por tanta responsabilidad, pero sí puedo pediros que consideraseis un momento, ¿qué pasaría si el Holocausto fuese solo tema de trabajo histórico?; ¿qué pasaría si una vez desaparecidos todos los que tuvieron experiencia, a través de su época, sus familias, vecinos, contemporáneos; ya nadie hiciese el esfuerzo doloroso de recordar aquello de lo que es capaz el ser humano al intentar poner límites a lo humano?

     Creo sinceramente que es mi obligación trasladaros esta aparente paradoja ética sobre la necesidad de sentirnos responsables, al menos por un tiempo, de la Realidad, de la Existencia, del Holocausto, y de la  necesidad de volver a ella cada vez que perdamos el camino en nuestra conducta ética. Pues no olvidemos que el propósito de Auschwitz era destruir a hombres, mujeres y niños porque eran judíos, o bien no se acomodaban al proyecto del Tercer Reich. No olvidemos que desde el Estado se movilizaron ciudadanos, científicos, funcionarios, empresarios, militares, políticos, artistas, profesores, comerciantes, agricultores, y un largo etc.,  con el propósito de conseguir, según la jurisprudencia nazi: "la eliminación de los elementos dañinos al pueblo y a la raza". 

    Sigo creyendo que la condena retrospectiva de los verdugos, siquiera simbólica, constituye un acto inexcusable de justicia. Por eso el próximo día de clase volveré someterme al tercer grado de vuestras preguntas, pues ¿qué sentido tendría lo que hacemos en nuestras clases de Filosofía, sino encontraseis susceptible de reflexión y debate lo que allí acontece?


Para pensar: 

"La Solución Final". En 20 de enero de 1942, a 40 kilómetros de Berlín,  se reunieron los principales líderes del partido nazi y oficiales del gobierno alemán, en la llamada Conferencia de Wannsee,  presidida por el entonces máximo responsable del Tercer Reich, Reinhard Heydrich.

 Fue  allí  donde se organizó y se dispusieron las medidas a adoptar, para cumplir con el objetivo marcado por Hitler que exigía, en cumplimiento de las Leyes raciales de Núremberg, exterminar a toda la población de origen judío de Alemania y de los países bajo su influencia, en la llamada “solución final”.

Esta película es una recreación histórica de dicho acontecimiento, que marcará una de las páginas más vergonzosas de nuestra cultura occidental y de la historia de la Humanidad.
Os invito a que veáis esta la película: Conspiracy  (2001) del director Frank Pierson. Aquí os propongo unos fragmentos para empezar a pensar. (Ver práctica: 11)






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