lunes, 4 de febrero de 2019

¿Qué nos hace ser como somos?

La ciencia nos ha enseñado que somos resultado del azar, mutaciones genéticas reguladas por mecanismos naturales que tienen lugar de forma constante. Sin embargo, hoy no quería hablar desde un punto biológico, ni de apariencias físicas. 

Hablamos muchas veces de la madurez de las personas y nos cuestionamos por qué actúa de cierta manera la gente que nos rodea, y es que, ¿qué nos influye a la hora de formar nuestra propia personalidad?.

Al pensar en una respuesta, recordé diferentes circunstancias que viví o que la gente más cercana a mí vivió. Algunos factores me parecieron claros e indiscutibles influyentes, así como, la enfermedad de un padre, la muerte de alguien cercano, un divorcio, la cantidad de dinero que tenemos o una discapacidad. Pero lo cierto es que son muchos más los hechos que nos hacen ser como somos. Películas que nos enseñó nuestro padre cuando éramos pequeñas, la música que nos ponía mamá, libros que nos prestaron y un millón de decisiones que hemos tomado, o que fueron tomadas por nosotros y nosotras. 

He de reconocer que soy una persona muy escéptica, a pesar de haber ido a un colegio de monjas, nunca he creído en ninguna divinidad. Pienso que a lo largo de nuestra vida vamos escogiendo la mejor realidad posible al tomar cada decisión diferente, por muy pequeña que sea. No cabe duda de que hay miles de increíbles casualidades que se cruzan sin quererlo o sin haberlo buscado, pero ahí es donde está lo bonito de la vida, en dejar que las decisiones de los demás formen parte de nosotros. 
Supongo que todos hemos agradecido en algún momento de nuestra vida haber estado en el momento y tiempo perfectos y que solo el hecho de estarlo fue resultado de cientos de casualidades que aparecieron de repente. Por ejemplo, mi hermana mayor decidió cambiarse de instituto hace 6 años, por lo que cuando yo llegué a primero de la ESO, me matriculé en el mismo. Esa decisión que parece insignificante hizo que mis últimos cinco años fuesen muy diferentes de cómo habrían sido. Y aún siendo la misma persona, sería muy diferente. Si no lo hubiese hecho, seguramente ahora mismo ni siquiera estaría escribiendo sobre este tema y la mayor parte de la gente con la que comparto mi día a día, no serían más que desconocidos.

Así es cierto que biológicamente somos seres producto del azar, desde un punto sociológico también lo somos. Las decisiones que toman los demás nos afectan a nuestra manera de ver las cosas e influyen en nuestras acciones. Me gusta pensar que todas las personas que han pasado por mi vidas han dejado un rastro de sí y que, al final, todos estamos formados por fragmentos de los demás.

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