Este es el título del libro que escribió Noa Pothoven, una chica
holandesa de 17 años, que pidió morir para acabar con el
sufrimiento y dolor psicológico que llevaba arrastrando desde los 14
años (edad en la cual sufrió su segunda violación). Tras varios
intentos de suicidio Noa fue aceptada en un centro médico holandés
para practicarle la eutanasia.
Con todo esto no
quiero entrar en ningún debate sobre si la eutanasia o el suicidio
son acciones moralmente correctas.
Lo que está claro
es que lo que ella realmente necesitaba era hablar y ser escuchada.
Su “vida” desde los 14 años ha sido una constante llamada de
atención. ¿Por qué creo esto? Muy sencillo:
Hoy en día el
sufrimiento psicológico no está reconocido, prácticamente no
recibe atención ni interés, sin embargo una persona con una
enfermedad física es atendida inmediatamente y recibe el tratamiento
y la atención necesaria, porque claro, se puede morir. ¿Acaso una
persona con sufrimiento psicológico no se está muriendo?
Vivimos en una
sociedad que solo reconoce la muerte como un deterioro físico, es
decir, cuando nuestro corazón o cerebro dejan de funcionar, no nos
damos cuenta que la funcionalidad de nuestros órganos lo que nos
hace es sobrevivir.
Hay algo que la
mayoría de nuestra sociedad todavía no tiene claro, y es la
diferencia entre vivir y sobrevivir. VIVIR significa DISFRUTAR y SER
FELICES, encontrar nuestra tranquilidad y comodidad en el mundo.
Noa Pothoven fue
tratada por su anorexia y por sus intentos de suicidio. Inmovilizada
y aislada para que, según los jueces, no se autolesionara, para que
no se matara. Todas estas personas no cayeron, o no quisieron caer,
en la cuenta de que su vida había terminado desde hace mucho y no
hicieron nada por intentar revivirla.
Hablo de ella como
podría hablar de cualquier otra persona en su misma situación.
Vemos esto tan alejado de nuestras vidas que cuando vemos una noticia
así nos limitamos a criticar y decimos “no lo entiendo”...¿cómo
podemos decir esto? Posiblemente sea por un mal planteamiento de la
pregunta. Realmente la cuestión no es por qué se mató, sino, qué
fue lo que le mató.
Dejemos de ver las
cosas como queremos y como resulta mas fácil y satisfactorio para
nosotros mismos porque a lo único que nos lleva eso es a la
deshumanización.
Sofía Pérez García. 1ºB
No hay comentarios:
Publicar un comentario