A lo largo de nuestra vida todos tomamos constantemente decisiones o realizamos acciones que tienen consecuencias negativas. Y es muy habitual que cuando esto ocurre intentemos echarle la culpa a otras personas, a las circunstancias, a nuestro desconocimiento acerca del asunto, etc. O dicho con otras palabras, nos encanta eludir nuestras responsabilidades aludiendo nuestra falta de libertad.
Por lo tanto, la consecuencia de que la libertad implique una necesidad de responder por nuestros actos es que, con demasiada frecuencia, prefiramos escapar de esa libertad como forma de huir de las responsabilidades que se derivan de ellos.
Además, cuando hablamos de responsabilidad nos referimos no solo a la responsabilidad jurídica de cada persona de obedecer las leyes y normas (es evidente que Eichmann cumplió con esta), sino también y sobre todo a la responsabilidad moral. Es decir, hacer lo correcto en cada situación. Y, en este sentido, siempre tenemos la posibilidad de comportarnos de forma adecuada, aunque esta no sea la opción más atractiva.
Por todo ello, podemos concluir que, igual que Adolf Eichmann, los seres humanos poseemos una gran facilidad para renunciar a nuestra libertad y, en consecuencia, evitar tener que asumir nuestra culpa y aceptar que podríamos haber actuado de forma diferente. Pues preferimos ser esclavos antes que responsables.
Fuentes:
http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/fyc/fyc_6_2_responsabilidad.html
https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/eichmann-trial
Pablo Maril Carregal 1ºB
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