miércoles, 12 de junio de 2019

Relación entre el estrés y el refrán “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”


Aunque todo el mundo asocia el término estrés referido a diferentes problemas del mundo emocional (a la activación exagerada del organismo, de tal manera, que este no es capaz de soportarla o reducirla utilizando sus propias estrategias, ya sean, psicológicas o conductuales de afrontamiento), su origen pertenece al ámbito de la física, y hace referencia a la actuación que ejerce una determinada fuerza sobre un cuerpo.
El médico, profesor e investigador canadiense, Hans Selye, desarrolla la teoría del “stress” en la que afirma que el estrés es una respuesta biológica estereotipada, igual en todos los organismos, que se puede medir, y que implica una serie de secreciones hormonales, responsables de reacciones (somáticas, funcionales y orgánicas) que se presentan ante una situación estresante. Explica que la mayoría de las veces el organismo va a responder en armonía ante los estímulos del ambiente, sin embargo, otras veces el organismo es incapaz de adaptarse al medio, puesto que las respuestas exigidas son demasiado intensas o prolongadas, y las demandas superan su resistencia y/o adaptación, a lo que denomina “mal estrés” (estrés, en general), y cuando esto ocurre el organismo empieza a manifestar señales de agotamiento.
El refrán “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” es uno de los refranes más usados hoy en día, siendo su significado más extendido el que se debe administrar correctamente el tiempo y lograr que este rinda al máximo.
La mayoría de sus interpretaciones siguen la línea de: no aplazar las cosas importantes por otras que no lo son, no dejar trabajos o tareas por pereza para mañana pues ello acarrea consecuencias negativas, que la desidia no es beneficiosa para la salud, y la recomendación de que no se adquieran malos hábitos.
Y todas estas interpretaciones pueden ser vinculadas al estrés, ya que la demanda de tareas que el día a día requiere, es tan grande en el mundo actual, que provoca que el cuerpo sea incapaz de mantener unos niveles óptimos o adecuados para rendir conductualmente y psicológicamente.
¿Por qué no se utiliza más la interpretación de aprovecha el día a día, vive el momento, disfruta de todo aquello que el día te ofrece?
Como la virtud está en el término medio, lo perfecto sería conseguir mantener la armonía entre la acción y la inacción, en saber combinar los momentos de tensión y relajación, lo que nos lleva a la frase célebre “sin prisa, pero sin pausa”.
                                                                                            Irea Salgado Moue 1ºB Bach

No hay comentarios:

Publicar un comentario