Pablo Queiruga Castro

¿En qué medida nos dan nuestros sentidos un conocimiento del mundo tal como es verdaderamente?

Cada día utilizamos los sentidos para absolutamente todo, para encontrar el interruptor de la luz cuando nos despertamos, para ver donde está la puerta de la habitación, para saborear el café del desayuno, para escuchar las noticias... y así podríamos hacer una lista infinita de actividades en las que utilizamos los sentidos, pero.... ¿hasta que punto nos equivocamos? Para resolver esta cuestión primero deberíamos contestar a otra pregunta: “ ¿Qué es un sentido?” y tras eso “¿Cuáles son nuestros sentidos?”.

¿Qué son los sentidos? Los utilizamos todos los días, y si preguntasen “¿Sabes qué son los sentidos?” casi todo el mundo, por no decir todo, contestaría que sí, pero si alguien dijera: “Dime que son los sentidos” muchos de nosotros se quedaría en blanco, o respondería una cosa no muy clara, muchos dirían “Mmm.... son.... eso.... que cuando pasa algo lo sientes” o “vista, oído, tacto, olfato y gusto”. En realidad podríamos tomar como definición de sentido toda la información que llega a nuestro cerebro mediante los receptores que captan estímulos del interior y el exterior del cuerpo.

Ahora que tenemos una posible definición de SENTIDO tenemos que saber cuáles son, cualquier persona diría “Oído, Tacto, Vista, Gusto y Olfato” pero... ¿sólo tenemos esos sentidos? Si cogemos la definición anterior habría muchos más sentidos de los nombrados, y como el ser humano lleva estudiando mucho tiempo esto no he sido yo el único que ha llegado a esta conclusión.

Uno de ellos fue el filósofo austriaco Rudolf Steiner, quien encontró 12 sentidos. Oído, Palabra Ajena, Pensamiento Ajeno, Yo Ajeno, Tacto, Vida, Movimiento, Equilibrio, Olfato, Gusto, Vista y Calor.

Muy bien, pues ahora, después de contestar a esas.... podríamos llamarlas PRE-PREGUNTAS será más fácil contestar a la cuestión inicial. Me voy a centrar en los sentidos exteriores, que son los que mejor respondan a esta pregunta, desde mi punto de vista.

Todo lo que ocurre en el exterior de nuestro cuerpo es captado por los receptores sensoriales, esos estímulos que serán principalmente o bien físicos o bien químicos son transformados en impulsos nerviosos, dichos impulsos son generados mediante reacciones químicas en las neuronas, y si bien la experiencia nos ha enseñado algo es que la química y la biología no son ciencias exactas, dependen de muchos otros factores (temperatura, presión, energía...). Y cada ser humano está hecho de una manera, y percibe de diferentes maneras.

Si ya existen márgenes de error en máquinas y aparatos que fueron diseñados única y exclusivamente para la medición de factores, en el ser humano se multiplican , ya que no somos una ciencia exacta ni todos funcionamos igual. El ejemplo más claro para esto es en la vista, dependiendo de la disposición y el número de conos en el ojo humano los colores que vemos son diferentes, y dependiendo también del número y disposición de las varillas las formas que vemos cambian de un ser humano a otro. Por lo que para que la percepción del mundo físico fuese lo más real posible tendríamos que ser exactamente clones, y aún así lo único que conseguiríamos sería hacer que todo el mundo perciba exactamente lo mismo, pero eso no quiere decir que lo que realmente sentimos es exacto.

Así que la verdadera pregunta es: “¿Hasta que punto vivimos en lo que percibimos?”