A lo largo de la historia han surgido diversos conflictos que ni la física, ni la química, ni la biología han sido capaces de explicar. La filosofía, aunque tampoco lo ha conseguido, ha ayudado a entender mejor dichos problemas, abriendo así nuevos caminos para estas ciencias o incluso marcando tal camino. También es fundamental en temas políticos o morales, donde ayuda a replantearse una serie de cuestiones que facilitan la estabilidad. Por otra parte, ¿qué sería el ser humano sin ella? Nuestra parte crítica, analista o ética se vería reducida, ya que sin la filosofía no podemos desarrollar estas facultades las cuales nos distinguen de las demás especies y de las máquinas. Así pues, ¿qué nos conduciría a la verdad o al conocimiento? La filosofía, una vez más, no da respuesta a estas preguntas, pero sí logra acercarnos a ambos. Importantísima en el desarrollo de nuestra sociedad actual, crea una cultura de razonamiento, mediante la cual comprendemos el mundo que nos rodea. Otra de sus muchas funciones, tan importante como las anteriores, es la que facilita entender la diferencia entre la teoría y la práctica, tan aparentemente correspondientes y al mismo tiempo tan distintas.
Suprimiéndola de la enseñanza se pretende privar al ser humano de todos estos factores, que no son más que ventajas. Podemos estar seguros de que, aunque alcancen su cometido, la filosofía no se perderá del todo, ya que viene implantada, igual que la ignorancia o la curiosidad, de serie. No se puede negar tampoco que sin la propia asignatura no se vea reducida su expansión; la lucha contra la manipulación perdería una de sus armas más relevantes.
José Rodríguez Vilas.
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