La publicación, esta
semana, del nuevo currículo de la asignatura de Religión Católica en el Boletín
Oficial del Estado ha vuelto a reavivar una polémica que en realidad no se ha
cerrrado desde que España firmó en 1979 los acuerdos con la Santa Sede. En
aquel tratado, aún vigente, quedó establecido que, a pesar del recién
recuperado carácter aconfesional del Estado, la enseñanza de este credo
religioso se incluiría, tanto en la educación primaria como en la secundaria,
"en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales", por lo que dado su carácter de voluntariedad, propongo solo 7 razones para no matricularse en la “asignatura” de Religión:
1.
Provoca la segregación del alumnado, en función de las
creencias de sus familias, vulnerando el Derecho a la libertad de conciencia.
2.
Elimina horas lectivas de otras asignaturas.
3.
Hay contenidos del adoctrinamiento y proselitismo religioso
que entran en contradicción con la razón, la ciencia y con derechos humanos, como el derecho al conocimiento sobre el origen de la vida y del universo.
4. La Educación en igualdad de niños y niñas no es compatible con algunos de los dogmas religiosos, en donde la mujer es subordinada, dentro del modelo de sociedad patriarcal que fomentan.
5.
Los dogmas religiosos van en contra del pensamiento crítico y de la
autonomía personal.
6.
Las personas que imparten religión son designadas por los obispados y
otros jefes religiosos, en base a su fe y cumplimiento de su doctrina, conculcando los principios de laicidad y financiándose
con dinero público.
7.
El proselitismo y difusión de la doctrina religiosa, se debe hacer en los
lugares de culto o en otros ámbitos,
no en la escuela pública, pues daña los principios de una democracia de todos los ciudadanos.
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