sábado, 1 de diciembre de 2012

¿Cuál es la conexión entre los sonidos y lo que representan? Teniendo en cuenta que una palabra como “árbol” agrupa una cantidad de objetos diferentes, ¿qué se pierde al usar el lenguaje para describir el mundo? ¿Cuáles son las ventajas?


Joaquín Vila García, 1º BI

El lenguaje es una herramienta que los seres humanos poseemos y que nos permite comunicarnos con nuestros semejantes de manera eficaz. Aunque la capacidad del lenguaje es común a todos los seres humanos, las muy diversas manifestaciones que puede tener, no lo son. Estas manifestaciones, denominadas lenguas o idiomas, son un conjunto de signos, orales y escritos, que permiten la transmisión de un mensaje de un emisor a un receptor, a través de un medio. Estos signos que constituyen el lenguaje están, a su vez, constituidos por un significante y un significado, es decir, constan de un componente material (que nos permite reconocerlo) y el concepto o idea que representan. La relación entre el significante y el significado de los signos lingüísticos se considera arbitraria pero, ¿es esto realmente cierto, o existe alguna relación entre ellos?

La relación entre el significante y el significado es arbitraria.
Un claro buen ejemplo que nos permite justificar la arbitrariedad de esta relación es el famoso cuadro del pintor francés René Magrite “Esto no es una manzana”, que sirvió para inaugurar nuestro blog. En él, su autor expresa de una manera muy sugerente que no hay nada en un significante que nos haga relacionarlo con su significado, y viceversa. También tenemos otro ejemplo en la película “El Milagro de Ana Sullivan”. El hecho de que Hellen no sea capaz, en un principio, de relacionar los gestos con lo que significan, se debe precisamente a que esta relación es arbitraria.

Los significantes son, de algún modo, una manera abreviada, un atajo para referirnos a un significado de manera rápida y que todos entendemos. Aún así, los significantes varían de unas lenguas a otras. Un ingles, por ejemplo, dice “newspaper” para referirse a lo que nosotros llamamos “periódico”, y un alemán, “Zeitung”, pero todos nos referimos a lo mismo. Si hubiese relación entre los significantes y los significados, entre los sonidos y lo que representan, no sería posible que hubiese miles de significantes para un único significado.

Dado que las lenguas no son instrumentos artificiales ni rígidos, los hablantes las pueden utilizar de muy diversas maneras. Es bien cierto que cuando empleamos palabras que tienen un significado muy general como, por ejemplo, árbol o pájaro, no estamos dando detalles suficientes para que la persona que recibe el mensaje tenga una idea clara del ser al que nos referimos. Sin embargo, cuando utilizamos este tipo de signos lingüísticos nuestra intención no es dar grandes detalles acerca de su significado, sino simplemente conseguir que el receptor tenga una idea general. En contraste a este tipo de términos se encuentran los tecnicismos, signos propios del lenguaje científico que buscan todo lo contrario, es decir, evitar ambigüedades a la hora de interpretar lo que queremos decir.

Esto supone una gran ventaja, ya que podemos adaptar nuestro discurso a la situación comunicativa. Por el contrario, también tiene algunos inconvenientes, puesto que cuando empleamos palabras con múltiples significados, sujetos diferentes pueden llegar a entender realidades diferentes: hay una pérdida de información. 

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