Todo
ser humano de facultades y capacidades sin alteración nace con la
capacidad de comunicarse con el resto de la sociedad a través del
lenguaje. Es decir, que el ser humano está dotado de antemano para
adquirir una lengua y desarrollarla, ya que es lo que le proporciona
su genética.
Esto lo
podemos afirmar observando a las capacidades de lenguaje de un niño
pequeño. Cuando éste empieza a hablar comete muchas faltas, como
alterar el orden de las letras, emplear de forma incorrecta las
formas verbales o ser incapaz de pronunciar correctamente una
palabra. Si el lenguaje lo adquiriéramos por imitación de nuestros
padres o de las personas que nos rodean no tendríamos esos fallos
porque nos limitaríamos a copiar. En cambio, lo que ocurre
realmente, es que al mismo tiempo que nuestro cuerpo y nuestra mente
se desarrollan, también lo hace nuestro lenguaje, mediante el
aprendizaje. Las
etapas en la adquisición del lenguaje siguen un patrón establecido
que varía poco.
Otro
posible ejemplo que apoya esta afirmación es que, si la madre de un
niño es sorda, este aprende a comunicarse oralmente de todas formas.
Pero,
para poder desenvolver un lenguaje es necesario tener un conjunto de
estímulos que lo estimulen.
Hay
casos, como el de Helen, en los cuales no se desenvuelve el lenguaje.
Esto puede ser debido a que, esta capacidad instintiva de aprendizaje
no existe. Este instinto debería estar localizado en alguna parte
del cerebro, pero si existe algún tipo de lesión cerebral, entonces
esta capacidad no se desarrolla. Existen lesiones cerebrales que
afectan al habla.
Pero
el caso de Helen no es este, esta niña quería aprender el lenguaje,
quería comunicarse, pero a raíz de que era ciega y sorda, no
recibía los estímulos necesarios para establecer una conversación
con su familia. Lo que le ocurría es que no sabía como hacerlo,
pero consiguió al fin aprender, mediante la insistencia, porque
tenía la capacidad suficiente para conseguirlo. Lo único que le
faltaba era que alguien le enseñara la forma de desarrollar esa
capacidad lingüística.
Por
lo tanto, la conclusión que podemos sacar de este tema es que la
capacidad de adquirir una lengua es innata, nacemos con ella, no se
aprende por imitación ni por analogía. Cabe destacar que existen
casos puntuales en los que este desarrollo lingüístico no es innato
debido a posibles lesiones cerebrales.
Ana Arias Calvo 1ºBI
me parece bastante adecuado
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