domingo, 17 de marzo de 2013

"Solo la observación de patrones generales nos puede dar conocimiento. Solo la observación de ejemplos específicos nos puede hacer comprender". ¿En qué medida está de acuerdo con estas afirmaciones?

Antes de nada me gustaría aclarar que, como práctica para la tarea que nos espera el año que viene, he decido aventurarme y redactar un ensayo tomando uno de los títulos prescritos por el BI para la convocatoria de Mayo del 2013. Sin más preámbulos, os dejo la primera versión del trabajo, el cual todavía no está terminado, puesto que es necesario corregir algunos aspectos que la profesora ya me ha indicado.

Joaquín Vila García
1º Bachillerato Internacional

En las distintas áreas de conocimiento, como es el caso de las matemáticas y las ciencias naturales, los procedimientos a través de los cuales tiene lugar la creación de conocimiento, si bien tienen elementos en común, no son iguales. En matemáticas, por ejemplo, es posible partir de axiomas, afirmaciones consideradas ciertas, para dar lugar a nuevas relaciones y, por ende, crear conocimiento. No obstante, no ocurre lo mismo en las ciencias experimentales ni en otras áreas, como son la historia o el arte. Por ello, como sujetos de conocimiento cabe plantearnos la siguiente cuestión: ¿Es la observación de patrones generales lo que nos puede dar conocimiento o, por el contrario, solo la observación de ejemplos específicos nos puede hacer comprender?

A primera vista, existe una interrelación entre ambas afirmaciones: no parece útil observar patrones generales si luego no se aplican a casos concretos y, del mismo modo, a partir de los casos específicos es necesario extraer conclusiones generales. En efecto, estos dos procedimientos citados constituyen, respectivamente, las bases de los razonamientos deductivo e inductivo. El método inductivo es muy empleado en el proceso de creación de conocimiento en ciertas áreas, como las matemáticas, ya que al partir de ejemplos específicos es posible extender las relaciones y obtener fórmulas generales, las cuales se adaptan a casos concretos. De este modo, si sabemos que f(x)=x2 podremos dar infinitos valores que satisfagan la igualdad. Aun así, es necesario tener en cuenta que las matemáticas no dejan de basarse en abstracciones, en representaciones de algo que nosotros percibimos y que interpretamos como realidad. En efecto, la percepción juega un importantísimo papel en la comprensión. Si los seres humanos no dispusiésemos de sentidos, si no pudiésemos conectar con el mundo que nos rodea, nos resultaría imposible entenderlo y, en definitiva, no podríamos crear conocimiento. No obstante la percepción, una de las principales formas de conocimiento, no se basa únicamente en la capción de estímulos externos, sino que percibir implica interpretar la realidad, y es eso lo que nos lleva a comprender. Esto está claramente relacionado con la intencionalidad de la mente, que es una de las características que definen la mente humana y que se basan en la capacidad de representación.
Alejándonos de la creación del saber científico y matemático, la compresión de las cuestiones de conocimiento que se nos presentan en el día a día radica en la observación de casos particulares y no en patrones generales. Además, cabe también tener en cuenta el tinte emocional de la percepción, que nos lleva a asociar todo lo que percibimos con experiencias pasadas que provocaron en nosotros un determinado sentimiento[i]. Cuando percibimos un olor determinado o probamos un cierto plato culinario, el que nos guste o no va a depender en gran medida de vivencias que hemos tenido en otras ocasiones. Esto coincide con un estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience[ii], el cual prueba que todos los seres humanos percibimos los mismos olores del mismo modo, ya que los quimio receptores del olfato se basan en la estructura molecular de las sustancias. Así, los gustos por los diferentes olores sólo se pueden explicar en base a lo que nosotros interpretamos y, por tanto, en base a lo emocional.
Si bien algunos descubrimientos pueden estar relacionados con casualidades, como se dice del descubrimiento del fuego[iii], el conocimiento no es algo casual, sino que es fruto de la necesidad de los seres humanos de entender la realidad que perciben. Un bonito ejemplo de ello es el de la aparición progresiva del conjunto de lo que hoy en día constituyen los números. En un primer momento el hombre creó los números naturales, cuyo único fin era el contar elementos de un conjunto. Sin embargo, en algún momento tuvimos la necesidad de emplear números negativos para representar, por ejemplo, deudas; naciendo así el conjunto de los números enteros. Del mismo modo, a lo largo de la historia se fueron creando los conjuntos de los números racionales, reales y, finalmente, los complejos, que abarcan a todos los anteriores.
La observación de casos concretos juega un gran papel en el proceso de creación del conocimiento, pero para poder explicar situaciones de la realidad a través de la matemática es necesario extrapolar dichas situaciones para, a partir de ellas, obtener fórmulas generales. Esto es en lo que se basan muchas ciencias experimentales. En química, por ejemplo, a través de la experimentación en el laboratorio se establecen relaciones que nos permiten agrupar las sustancias según el tipo de enlace. El método científico se basa en la comprobación de una hipótesis de manera experimental, lo que lleva a extraer patrones generales a partir de situaciones o casos concretos. No obstante, al hacer esto corremos un riesgo, ya que ¿cómo podemos estar completamente seguros de que nuestra generalización ha sido correcta y que se adapta a todos los casos? No podemos. Es más, resultaría imposible dar con relaciones experimentales que sirviesen para justificar todos los casos, puesto que en primer lugar no es posible conocer todos los casos, lo que hace que nuestras relaciones se limiten a aquello a lo que tenemos acceso. Por otra parte, esto constituye también otra de las características de la obtención del conocimiento científico. Los modelos atómicos, en un comienzo, eran pura especulación, ya que los expertos del momento no disponían de la técnica ni del instrumental necesario para probar sus teorías. Por ello, a lo largo de los años fueron apareciendo nuevos modelos, sustentados en diversas experiencias prácticas, que eliminaron a los anteriores[iv]. Así, el modelo mecánico cuántico actual se considera válido mientras justifique los hechos hasta ahora conocidos, pero dejará de serlo en cuanto se produzca un nuevo descubrimiento que dicho modelo no pueda explicar.
Algo que cabe también considerar es que la hora de crear conocimiento no basta con encontrar una explicación que nos satisfaga sobre la realidad, sino que se debe tener la precaución de hacerlo con rigor. En caso contrario podríamos caer en el error de las falacias, las cuales surgen de fallos al establecer relaciones semánticas entre los distintos datos. Los razonamientos incorrectos (si A es B y C es B, A es C) o falacias formales[v] tienen la característica de confundirse con razonamientos incorrectos. Así, el hecho de que las sustancias covalentes (A) se puedan disociar en agua (B) no quiere decir si una sustancia (C) se disocia (B) vaya a ser covalente (A). Sin embargo, sería muy fácil pensar lo contrario.
En definitiva, tanto la observación de patrones generales como el recurrir a casos concretos son formas de crear conocimiento, de llegar a comprender la realidad que nos rodea de manera diferente o de entender mejor un aspecto de ella. Además, ambos métodos no pueden ser considerados excluyentes ni es posible reemplazar uno por el otro, puesto que cada uno de ellos se emplea con un determinado fin, lo que hace que las cuestiones que se pueden abordar con cada uno de ellos sean diferentes. Así, en muchos casos resulta útil pasar de casos concretos a fórmulas generales y viceversa, dando así lugar, respectivamente, a los procedimientos de inducción y deducción. De este modo, no es lo mismo realizar un estudio sobre las características anatómicas de una especie animal, en el que es necesario observar datos particulares para llegar a considerar la realidad desde una perspectiva general, que aplicar una fórmula matemática a un caso concreto, situación en la cual necesitamos recurrir a un conocimiento general para pasar a un caso concreto. No obstante, lo realmente importante a la hora de hacer un razonamiento, ya sea deductivo o inductivo, es el rigor, evitando así caer en las denominadas falacias e intentando, en la medida de lo posible, llegar a conclusiones que resuelvan de forma eficaz las cuestiones que en un principio nos planteamos.




[i] La percepción, Universidad de Murcia, s.f. Visitado el 05 de Marzo de 2013. Disponible en Web: http://www.um.es/docencia/pguardio/documentos/percepcion.pdf
[ii] VV.AA, Predicting Odor Pleasantness from Odorant Structure: Pleasantness as a Reflection of the Physical World, The Journal of Neuroscience, 12 de Septiembre de 2007. Visitado el 10 de Marzo de 2013. Disponible en Web: http://www.jneurosci.org/content/27/37/10015.full
[iii] Descubrimiento del fuego: Los Primeros Avances Técnicos en la Historia de la Humanidad, Planeta Sedna, s.f. Visitado el 03 de Marzo de 2013. Disponible en Web: http://www.portalplanetasedna.com.ar/fuego.htm
[iv] Historia: modelos atómicos, Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado, s.f. Visitado el 08 de Marzo de 2013. Disponible en Web: http://concurso.cnice.mec.es/cnice2005/93_iniciacion_interactiva_materia/curso/materiales/atomo/modelos.htm
[v] Falacias lógicas, Xarxa Telemàtica Educativa de Catalunya, Marzo del 2006. Visitado el 12 de Marzo de 2013. Disponible en Web: http://www.xtec.cat/~lvallmaj/preso/fal-log2.htm

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