Las virtudes epistémicas
Comienza el curso y tanto yo, como el equipo de
profesorado, es probable que os insistamos en la necesidad de potenciar vuestras
capacidades y habilidades intelectuales a la hora de enfrentar su aprendizaje, aunque es probable que
dicha insistencia no se extienda, de la misma manera, a las que podríamos
denominar virtudes epistémicas o intelectuales, las cuales tienen más que ver con los
rasgos de carácter adquiridos que con las capacidades innatas con las que cada uno de nosotros ha sido dotado por naturaleza.
Llamamos virtudes epistémicas o intelectuales a aquellas "disposiciones" que nos incitan a tratar de determinar la verdad de un
asunto: nos referimos a lo que,
vulgarmente, se llama “tener amplitud de miras”, y que debieran ir ligadas a una
inexcusable honestidad intelectual y a un amor por el conocimiento.
Conocimiento y verdad son dos retos ante los que nunca debiéramos sucumbir, no
solo en el ánimo que nos lleva a descubrir lo que es más verdadero, sino
también y sobre todo, en el empeño de señalar las causas de la falsedad. A
este propósito destinaremos este curso de filosofía y teoría del conocimiento.
¡Sed
Bienvenidos!
Para
comenzar os dejo para la lectura y el comentario este artículo de Félix Ovejero (profesor de la Universidad de
Barcelona) que se publicó en el diario El País, el pasado 12 de septiembre, y que
comienza así:
“Hace
algunos años, en el restaurante de un tren que atravesaba Escocia, coincidieron
un matemático, un físico y un astrofísico. Al mirar por la ventana, este último
mostró su sorpresa: “Vaya, en Escocia las ovejas son negras”. Inmediatamente,
el físico matizó: “Bueno, querrás decir que en Escocia hay ovejas negras”. El
matemático, callado hasta entonces, resolvió: “En rigor, lo único que podemos
decir es que en Escocia hay al menos una oveja de cuyos lados uno es negro”.
Quizá
sería mucho pedir a los ciudadanos la pulcritud neurótica del matemático de
esta apócrifa historia, pero, sin duda, de hacerlo, mejoraría nuestra vida
pública…..(porque) Somos responsables de lo que creemos y
también de por qué creemos lo que creemos. Estamos obligados a escuchar la
información y los argumentos contrarios a nuestras opiniones, a hacer
explícitos los principios, a estar alerta ante nuestros prejuicios, a precisar
los conceptos y, sobre todo, a decir que no cuando es que no. Sin mentir ni
mentirnos. Se trata, sencillamente, de tomarnos en serio. Los mejores filósofos
contemporáneos, recuperando a algunos clásicos, llaman a eso “virtudes
epistémicas”.”
Ver artículo completo en : La otra responsabilidad de los intelectuales
Libro
recomendado: Más allá de las imposturas
intelectuales: Ciencia, filosofía y cultura. Alan Sokal. Ed. Paidós, 2010.
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