martes, 17 de septiembre de 2013

Virtudes epistémicas

Las virtudes epistémicas

   Comienza el curso y tanto yo, como el equipo de profesorado, es probable que os insistamos en la necesidad de potenciar vuestras capacidades y habilidades intelectuales a la hora de enfrentar su aprendizaje, aunque es probable que dicha insistencia no se extienda, de la misma manera, a las que podríamos denominar virtudes epistémicas o intelectuales, las cuales tienen más que ver con los rasgos de carácter adquiridos que con las capacidades innatas con las que cada uno de nosotros ha sido dotado por naturaleza. 
Llamamos virtudes epistémicas o intelectuales a aquellas "disposiciones" que nos incitan a tratar de determinar la verdad de un asunto: nos referimos  a lo que, vulgarmente, se llama “tener amplitud de miras”, y que debieran ir ligadas a una inexcusable honestidad intelectual y a un amor por el conocimiento. 
   Conocimiento y verdad son dos retos ante los que  nunca debiéramos  sucumbir, no solo en el ánimo que nos lleva a descubrir lo que es más verdadero, sino también y sobre todo, en el empeño de señalar las causas de la falsedad. A este propósito destinaremos este curso de filosofía y teoría del conocimiento.
¡Sed Bienvenidos!

  Para comenzar os dejo para la lectura y el comentario este artículo de Félix Ovejero (profesor de la Universidad de Barcelona) que se publicó en el diario El País, el pasado 12 de septiembre, y que comienza así:

“Hace algunos años, en el restaurante de un tren que atravesaba Escocia, coincidieron un matemático, un físico y un astrofísico. Al mirar por la ventana, este último mostró su sorpresa: “Vaya, en Escocia las ovejas son negras”. Inmediatamente, el físico matizó: “Bueno, querrás decir que en Escocia hay ovejas negras”. El matemático, callado hasta entonces, resolvió: “En rigor, lo único que podemos decir es que en Escocia hay al menos una oveja de cuyos lados uno es negro”.
Quizá sería mucho pedir a los ciudadanos la pulcritud neurótica del matemático de esta apócrifa historia, pero, sin duda, de hacerlo, mejoraría nuestra vida pública…..(porque) Somos responsables de lo que creemos y también de por qué creemos lo que creemos. Estamos obligados a escuchar la información y los argumentos contrarios a nuestras opiniones, a hacer explícitos los principios, a estar alerta ante nuestros prejuicios, a precisar los conceptos y, sobre todo, a decir que no cuando es que no. Sin mentir ni mentirnos. Se trata, sencillamente, de tomarnos en serio. Los mejores filósofos contemporáneos, recuperando a algunos clásicos, llaman a eso “virtudes epistémicas”.”
Ver artículo completo en : La otra responsabilidad de los intelectuales

Libro recomendado: Más allá de las imposturas intelectuales: Ciencia, filosofía y cultura. Alan Sokal. Ed. Paidós, 2010.

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