¿Nos hacen errar nuestras emociones a la hora de emitir un juicio justo?
La posibilidad de conocer algo
únicamente mediante las emociones es una idea que mucha gente cree
posible, y, aunque si podemos hacerlo ¿sería la manera correcta de
evaluar algo? El hecho de juzgar un objeto, una persona o un hecho, simplemente por nuestras propias emociones no nos permite hacer una valoración válida, ya que
dependiendo de las emociones y sentimientos de cada persona una cosa
se podría analizar de maneras muy diversas, y ¿quién tendría la razón?. Si todos juzgamos basándonos en lo que sentimos todos estaríamos en lo cierto, porque somos libres de pensamiento y en ese caso daríamos argumentos válidos, que debe ser la base de la valoración, según nuestro punto de vista. Si así fuera, ¿en que mundo viviríamos? En un mundo en el que cada persona tendría su propia idea de justicia y las leyes no podrían existir, porque lo que para uno es correcto, o incorrecto, no lo es para otro. Por ejemplo en el caso
de conocer a las personas. Imaginemos por un momento que en un grupo
de amigos se crea un conflicto entre dos de ellos. Los que tengan una
mayor afinidad por uno le dará la razón a él, y puede que creyéndolo realmente y no sea un simple modo de ayudarle, porque nuestras emociones nos engañan. Y si no es el que debe salir ganando, se apoyará de igual modo, porque ¿como apoyar al amigo menos querido, aunque esté en
lo cierto? No deberíamos centrarnos tanto en las emociones sino en
emitir un juicio justo siendo objetivos y analizando la situación a
fondo. En la película “doce hombres sin piedad” se observa
claramente esta conducta errónea, ya que uno de los miembros del
jurado, considera culpable al acusado simplemente por haber nacido en los
suburbios y por haberse criado entre delincuentes. ¿Y si fuera una
persona adinerada, de buena familia, la que estuviera acusada?, sería inocente según este miembro, aunque la realidad fuera totalmente
contraria.
A la hora de hacerse una idea de un
objeto, o una persona, los sentimientos y emociones deberían pasar a
segundo plano, e ir más allá de las apariencias, o de la idea que
tenemos fijada en la mente acerca del objeto a evaluar, ya sea
perjudicando o beneficiando lo analizado. Debemos eliminar de
nuestra mente todos nuestros prejuicios y luego, establecer un
juicio, para que pueda ser justo.
Lara Brea Villar 1ºBI C
"No es contrario a la razón preferir la destrucción del mundo a herirme un dedo". Pero sí podríamos decir al sentimiento que nos une a los otros como seres humanos.: La simpatía. Esta conocida afirmación del filósofo David Hume no advierte que la razón no puede constituir el fundamento único del juicio moral. El ejemplo que has puesto es interesante.
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