
“La herencia del viento”. 1960. Stanley Kramer.
En
esta película, basada en un hecho real, se muestra la controversia
entre ciencia y fe así como diferentes actitudes ante la misma
Los hechos:
En
verano de 1925, en el estado de Tennessee, un fanático predicador llevó a los
tribunales a un joven profesor, Bertram
Cates, detenido por explicar en clase la teoría de la evolución de Darwin y negar la creación divina del
hombre tal y como recoge la Biblia. Cates ha violado la ley del Estado. Las contrapuestas teorías del darwinismo y el
creacionismo son los dos polos opuestos que enfrentan en una explosiva batalla
de creencias el abogado defensor Henry Drummond y al líder ultraconservador
Matthew Harrison Brady, abogado de la acusación. El juicio, tuvo una enorme
trascendencia en su tiempo y nos
ayuda a pensar noticias como esta:
Pensar los hechos:
Para comprender adecuadamente los
hechos debemos entender los vínculos que tiene este hecho con las creencias
personales y compartidas con una comunidad pequeña como era la de Dayton, la pequeña ciudad de Tennessee de agricultores, cruzada por dos calles
principales, un tribunal y varias iglesias protestantes cuyo peso en el
conocimiento compartido de la comunidad era grande.
No debemos olvidar que las enseñanzas
aprendidas culturalmente a través del discurso religioso, es posible que
choquen con los postulados de la biología, pues aunque es un sistema de
conocimiento sobre el mundo natural, basado en la razón y el método científico,
tiene una repercusión directa en la visión que tenemos sobre nosotros mismos, en
la medida en que somos entidades materiales, sometidos también a las leyes de la
evolución biológica, como explicó Darwin en El origen del hombre y la
selección en relación al sexo (1871)
En ese sentido pensemos que
existen muchas personas que, aun habiendo sido educadas en un contexto cultural
de conocimientos compartidos en los que figura el conocimiento científico, siguen teniendo a la religión como marco fundamental para todo el conocimiento que
poseen, pues afecta a sus convicciones más profundas que responden
a necesidades de la experiencia humana, en los que en muchos casos la ética y la religión
están inextricablemente vinculadas.
Algunas personas, como por
ejemplo Darwin, han contribuido individualmente al progreso científico, de
manera revolucionaria, haciendo uso no solo de la imaginación, intuición y
emoción en la creación de hipótesis, sino un valor extraordinario para hacer
ver, muchas veces contracorriente, el valor de sus hallazgos de conocimiento.
Así pues vamos a analizar los
personajes de la película que tienen su correspondencia, (más o menos
exagerada o simplificada como recurso
expresivo) con los personas reales que participaron en dicho acontecimiento,
para plantearnos algunos de estos interrogantes:
- ¿Qué responsabilidades tenemos como actores individuales conocimiento con respecto a los conocimientos que poseemos en el ámbito científico?
- ¿Qué ocurre cuando estos conocimientos no son compartidos por el contexto cultural al que pertenecemos?
- ¿De qué manera influyen los supuestos y creencias que subyacen en los enfoques individuales de los conocimientos que aprendemos?
- ¿Cómo se relaciona el conocimiento personal ( yo sé porque….) con el conocimiento compartido (sabemos porque…)
- Quienes no pertenecen a una determinada tradición religiosa, ¿son realmente capaces de entender sus ideas principales?
- ¿Existe una posición neutra desde la cual se pueden efectuar juicios de conocimiento sobre las afirmaciones rivales de diferentes grupos con sus distintas tradiciones e intereses?
- ¿En qué medida están arraigadas nuestras áreas del conocimiento familiares en una determinada tradición, o en qué medida podrían estar ligadas a una determinada cultura?
- ¿El hecho de afirmar la tolerancia religiosa significa que se pueda pedir a los profesores que impartan docencia en sus respectivos campos de conocimiento al mismo nivel que los sistemas religiosos?
- ¿La aceptación de la interculturalidad y el respeto a las minorías en la escuela pública puede ser esgrimido como argumento razonable para limitar la libertad de cátedra?
Enlace recomendado: Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
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