miércoles, 12 de febrero de 2014

Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer…


                                                      Clara Campoamor Rodríguez

                             (Madrid, 12 de febrero de 1888 – Lausana, 30 de abril de 1972 )


     Ayer en el hemiciclo del pleno del Congreso de los diputados de España, en urna y voto secreto, se votó una proposición no de ley, por iniciativa del PSOE, para la retirada de la reforma de la ley del aborto, que propone el gobierno del PP y que supondría la derogación de la actual ley que garantiza a las mujeres el derecho a decidir libremente su maternidad ateniéndose a unos plazos que marca la ley (libremente hasta la 14 semana de embarazo, y hasta la 22 semana si se aprecian malformaciones o está en riesgo la salud de la madre). De aprobarse dicha reforma, la interrupción del embarazo será un delito en España excepto en casos muy concretos.

   La diputada del PSOE, Elena Valenciano apeló  “a las diputadas del PP para que no voten como diputadas lo que no votarían como mujeres”. Su petición no tuvo el efecto buscado, pues aunque en las filas de diputados y diputadas del partido en el gobierno hay un soterrado rechazo a este cambio en la normativa - muchas voces expertas nos recuerdan que esta reforma supondría una regresión en las libertades civiles de más de 30 años- , a la hora de votar se impuso la disciplina de partido. Otra diputada del PP y vicepresidenta de la Cámara, Celia Villalobos, que manifestó anteriormente en distintas ocasiones que estaba en desacuerdo con esta reforma, sin embargo votó en contra de su retirada como se proponía en la votación porque, como manifestó, “no nos gusta que nos pidan ser traidores….”

     Nos encontramos con dos diputadas, de distintos partidos, que tiene en común su rechazo a esta reforma de la ley del aborto pero cuyos votos al respecto difieren. Sacad vosotros las conclusiones!!!

      Os traigo este debate, para recordaros -lo que  hoy oportunamente el doodle de Google me ha recordado-  el aniversario del nacimiento, hace 126 años de una política española defensora de los derechos de la mujer: Clara Campoamor, que protagonizó en ese mismo hemiciclo del que hoy os hablo un encendido debate en el año 1931, cuando merced a la República, España empezada a adentrarse, por fin, en la modernidad y la democracia, y cada vez más personas empezaron a pensar en nuestro país que toda la población debía gozar del derecho de participar democráticamente en la vida pública.

      Por entonces, hacia poco que las mujeres podían ser elegidas, pero no podían ser electoras. Clara Campoamor del Partido Radical y Victoria Kent, del Partido Radical Socialista, fueron dos de las primeras mujeres en obtener un escaño, votadas por hombres. Las dos eran feministas, entregadas a la causa progresista, pero ambas se vieron enfrentadas en un debate dialéctico sobre el derecho al voto de las mujeres sabiendo que eran mucho lo que se jugaban.

     Victoria Kent, a pesar de estar de acuerdo con las tesis sufragistas defendió que no era el momento de otorgar el voto a la mujer española, y para mostrar el sentido de este desacuerdo dijo: “Quiero significar a la Cámara que el hecho de que dos mujeres se encuentren aquí reunidas opinen de manera diferente, no significa absolutamente nada, porque dentro de los mismos partidos y de las mismas ideologías, hay opiniones diferentes (...). En este momento vamos a dar o negar el voto a más de la mitad de los individuos españoles y es preciso que las personas que sienten el fervor republicano, el fervor democrático y liberal republicano, nos levantemos aquí para decir: es necesario, aplazar el voto femenino (...). Señores diputados, no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República (...). Pero hoy, señores diputados, es peligroso conceder el voto a la mujer". (Kent creía que influidas por la Iglesia, las mujeres votarían en contra de la República).

     Pero este argumento no amilanó a Clara Campoamor que defendió sus convicciones, con fuerza y tenacidad, levantándose una y otra vez de su escaño, para declarar que no había  ni razones, ni estrategias de partido, ni  oportunidades políticas capaces de negar tal derecho a las mujeres, por lo que proclamaba el derecho al voto femenino, independientemente de si les gustaba o no el resultado en las urnas, pues su argumento le parecía irrefutable: La igualdad de todos los seres humanos: "Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural, el derecho fundamental que se basa en el respeto de todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo...".

     En las elecciones de 1933, votaron las mujeres, ganó la coalición de partidos de derecha y tanto Clara como Victoria perdieron sus escaños. Los partidos de izquierda le echaron la culpa a las mujeres y a Clara Campoamor. Posteriormente en las elecciones de 1936, Clara Campoamor quiso presentarse a diputada, pero ningún partido la quiso en sus listas. “Roma no paga a traidores”. La izquierda ganó pero Clara Campoamor quedó fuera del juego político partidista. Murió olvidada por todos en 1972 en Suiza.
Está bien que hoy todos la recordemos y nos planteemos algunas lecciones de nuestra Historia reciente para pensar nuestro presente.

     Aquí en este enlace podéis leer el impagable discurso de Clara Campoamor en las Cortes el 1 de octubre de 1931. Recordarlo cuando visitéis el hemiciclo o lo veáis  por televisión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario