¿Vivimos en
una sociedad que tiende a olvidar más de lo debido? ¿Cuál es la importancia de
retener ciertos aspectos de nuestro pasado para formar la llamada memoria colectiva? Dice Fernando Sabater
en su libro Ética para Amador que las
personas tenemos una especie de “historial de actos” que es lo que nos define.
Partiendo desde esta base, la memoria histórica, nuestro pasado en general,
parece ser de esencial importancia para poder definirnos como país, sociedad,
personas…
Es necesario
pues no olvidar de dónde venimos pero, ¿de verdad caemos en el error del
olvido? Desde mi punto de vista no se ha escatimado en tiempo ni en recursos
dedicados a recordar, por ejemplo, la guerra y la dictadura que tanto han
marcado a nuestra sociedad. Sobre esas épocas se han hecho decenas de series de
televisión, cientos de películas, miles de libros… Y la mayoría de estas obras
tienen como único propósito el no
olvidar. Pero esta aparente desmesura de publicaciones artísticas tienen
una razón de ser. No son más que una respuesta a la política franquista cuyo
principal objetivo era hacer olvidar a la sociedad las atrocidades de la guerra
y la postguerra. De esta forma, hay quien piensa que tenemos doble motivo para
recordar; uno, las barbaridades cometidas; dos, el haber intentado esconder la
verdad. Parece tener sentido pero, ¿Es aún así la memoria tan importante?
Es nuestra
misión encontrar un equilibrio. Hay que tener presente el pasado, pero eso no
nos puede cegar, y tampoco conviene olvidar que asuntos de la rabiosa
actualidad como las revueltas de Kiev, la perturbadora crisis económica o el
fenómeno de internet son esenciales para comprender el mundo. Sinceramente,
creo que la sociedad española sabe más sobre La Guerra Civil de 1936 que de
todos estos asuntos.
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