sábado, 14 de junio de 2014

Ropa que habla.

En los últimos tiempos hay un problema que está ganando mucha visibilidad en países como los EEUU. Un problema cuyo nombre nos sorprende y nos hace sentir incómodos, cuya magnitud y presencia en el día a día es algo que rara vez se señala abiertamente y se critica: la "rape culture", o cultura de la violación.
Parece un nombre un tanto exagerado, por lo que insinúa. ¿Cultura de la violación? ¿Significa eso que vivimos en una sociedad que favorece tal acto, tal ataque a la dignidad y la libertad del individuo? Pues es eso precisamente lo que significa. Y antes de recibir una salva de abucheos y de protestas precipitadas, intentaré explicar lo que esto significa.
La "rape culture" no empuja directamente a los hombres (y a algunas mujeres también, deberíamos señalar) a abusar de otros individuos. No defiende que eso esté bien, o que debas hacerlo. No, hace algo igualmente repugnante: convierte a la víctima en culpable. "Sí, esa chica fue violada, pero es que llevaba una ropa con la que iba enseñándolo todo". "Es que llevaba una camiseta que es que estaba pidiéndolo". "Con esa falda, eso es lo que se buscó".
Analicemos pues estos argumentos falaces que se utilizan de forma habitual para justificar una violación. Para empezar, hay que señalar que nuestra sociedad, a día de hoy, tiene la característica de que en el caso de que quieras algo, lo puedes pedir directamente. No necesitamos que nuestra ropa hable por nosotros. Si estoy en clase y necesito un bolígrafo, se lo pido a mi compañero, no me pongo mi traje de Préstame Un Boli, Por Favor. Y ya dejando de lado lo caótica que sería la sociedad en el caso que de nos tuviéramos que cambiar de ropa cada vez que quisiéramos algo... nunca se ha dado la situación en que una mujer escoja un conjunto de ropa pensando "oh, esto probablemente me ayudará a tener sexo contra mi voluntad". Una falda o un vestido no habla por sí mismo, pero por otro lado, "NO" siempre significa "NO".
Y además, así como sucede en casos de violencia de género, ¿por qué empleamos tantos recursos en proteger a la víctima después de que el mal ya esté hecho en lugar de educar desde un principio al agresor? La sociedad, culpabilizando a la víctima, convierte a los hombres en seres primitivos, esclavos de sus impulsos, que ante un escote pronunciado o una falda corta no pueden hacer otra cosa sino abalanzarse sobre su portadora. ¿No son capaces los hombres de controlar sus instintos más básicos? ¿O es que simplemente han sido criados en una sociedad que no les enseña a que esa es su responsabilidad? 
En definitiva, si todos y cada uno de nosotros nos horrorizamos cada vez que un pederasta que ha abusado de un niño se justifica diciendo que "el niño lo provocó"... ¿por qué no reaccionamos igual cuando la "provocación" se le atribuye a una mujer adulta y se usa de excusa para la misma aberración?

Malva Freire Regueira, 1ºBI

No hay comentarios:

Publicar un comentario