domingo, 28 de septiembre de 2014

¿Nos engaña nuestra percepción?

Las preguntas en las que he decidido basar mi reflexión son las que se refieren a la percepción y cómo ésta se puede ver afectada por los prejuicios que podamos tener aun sin darnos cuenta. La respuesta a esta pregunta es especialmente importante porque las personas tendemos a considerar lo que percibimos personalmente como la verdad, mucho más de lo que nos puedan decir otros. Por tanto, plantearse si existe la posibilidad de que el mundo no sea exactamente como lo vemos resulta muy difícil.
Objetivamente, está claro que el estado en el que nos encontremos en un determinado momento afecta a cómo reaccionamos a la realidad que nos rodea. Un alumno al que no le interesa la clase entenderá menos que uno al que sí, a pesar de que en teoría les llega la misma cantidad de información. Asimismo, se ha demostrado que una persona hambrienta percibe los dibujos de alimentos como si fueran más brillantes que los otros objetos.
También existen maneras de engañar a los sentidos, como por ejemplo los efectos ópticos.



Los círculos tienen el mismo tamaño, a pesar de que a nuestro cerebro le cueste percibirlo a primera vista. Otro ejemplo son los trucos de magia. Los magos son grandes expertos en engañar a nuestros sentidos, en hacernos ver (o dejar de ver) mediante diferentes estrategias lo que a ellos les interesa para que nos parezca que esa carta nunca había dejado el mazo, o que al principio sólo había una pelota de ping pong en su mano izquierda. Los expertos en márketing de las empresas basan su trabajo en esto, precisamente. Estamos más dispuestos a comprar algo si cuesta 9,99 que si cuesta 10, aunque la diferencia sea irrelevante a la hora de pagar.
Existe de hecho toda una rama de la psicología cognitiva dedicada a estudiar estas alteraciones que llevan a una distorsión de la percepción, un juicio impreciso o una interpretación ilógica. Se llaman sesgos, prejuicios o predisposiciones cognitivas y todos están basados en un fuerte soporte empírico.
En conclusión, tanto la ciencia como partes de la vida cotidiana han demostrado que nuestra percepción, aparentemente tan objetiva, puede verse afectada por una serie de predisposiciones y prejuicios anclados en nuestro subconsciente. De este hecho podemos deducir que nuestros sentidos no siempre son apoyo suficiente para afirmar algo.

Giulia Podda Vázquez, 1º BI

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