El pasado 22 de septiembre,
el periodista Ricardo De Querol entrevistó al etólogo,
zoólogo, teórico evolutivo y divulgador científico británico Richard
Dawkins con motivo de la publicación de su última obra de carácter biográfico Una curiosidad insaciable. Los años de formación de
un científico en África y Oxford.
Tusquets. Barcelona, 2014
Entresacamos,
para pensar, algunos fragmentos de dicha
entrevista que podrás leer en el siguiente enlace en el diario El País. Richard Dawkins: “No eduquen a los niños en dioses ni
hadas”
Necesidad
de argumentar
“El ateo siente una creencia positiva de que
no hay Dios. Yo no tengo esa creencia. Lo que tengo es una ausencia de
cualquier razón para creer en Dios, como tampoco en las hadas. Como científico,
me conmueve la belleza del mundo y del universo. Como educador, veo perverso
que a los niños se les eduque en falsedades cuando la verdad es tan hermosa.
—¿Y el ateísmo no puede ser también
dogmático o intolerante?
—Siempre hay que argumentar tu causa, no
callar a la gente. Durante siglos, hemos aceptado que no puedes criticar la
religión. Hacerlo parece intolerante pero no lo es.”
El papel del profesor
“De estudiante, una vez se me olvidó llevar
bolígrafo y yo era entonces demasiado tímido para pedir uno a mi compañera
sentada al lado. Así que simplemente me senté y escuché, y cuando llegué a casa
me di cuenta de que es una forma mejor de aprender. El propósito del profesor
no debe ser impartir información sino inspirar a las personas”.
Enseñar a dudar
“No puedo evitar preguntarme si una dieta de
cuentos de hadas repletos de encantamientos y milagros, hombres invisibles
incluidos, es dañina desde un punto de vista educativo”, escribe. “¿Por qué los
adultos promueven la credulidad de los niños? ¿Es realmente un error tan
descabellado plantearles a los niños que creen en Papá Noel un pequeño y simple
juego de preguntas y respuestas que les haga pensar? ¿Cuántas chimeneas tendría
que visitar en una noche? No se trata de decirles que Papá Noel no existe, sino
de fomentar el intachable hábito del cuestionamiento escéptico”. Él asume que
eso es impopular: “Siempre que planteo esta cuestión me echan a patadas de los
sitios por querer interferir en la magia de la infancia”.
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