domingo, 9 de noviembre de 2014

"Valor, proyecto y voluntad"

Esas tres palabras son las que, según Jordi Savall, deberían ser clave en toda política cultural. Y así nos los explica en su artículo para Babelia del pasado día 7:
"Primero por ignorancia, ya que no se puede valorar lo que no se conoce. Segundo por falta de proyecto, ya que ninguna política cultural de interés general puede afianzarse sin un proyecto serio. Y, finalmente, por falta de voluntad: sin un mínimo apoyo institucional estable es imposible consolidar la recuperación y la difusión de un patrimonio musical milenario".
Jordi Savall acaba de renunciar a su Premio Nacional de Música. ¿Por qué? Por considerar que lo otorga una institución (léase nuestro gobierno) que ha dado y da la espalda a los músicos, al patrimonio musical del país y que no se ha movido ante la rápida desaparición de festivales y programaciones culturales similares. Pero no sólo a ellos, sino a todo el panorama cultural español, que en estos años de crisis parece haber pasado a un qué digo segundo plano, quizás cuarto o quinto, de nuestras vidas. La cultura, tan importante en los momentos de cambio como vehículo y transmisor de nuevas ideas, está cayendo en el olvido:
"No podemos permitir que la ignorancia y la falta de consciencia del valor de la cultura de los responsables de las más altas instancias del gobierno de España, erosionen impunemente el arduo trabajo de tantos músicos, actores, bailarines, cineastas, escritores y artistas plásticos que detentan el verdadero estandarte de la cultura y que no merecen sin duda alguna el trato que padecen, pues son los verdaderos protagonistas de la identidad cultural de este país".
No sólo Jordi Savall ha renunciado a su premio.Colita ha renunciado al suyo de Fotografía, alegando razones similares, señalando su desacuerdo con el actual IVA a los productos culturales, la desatención de la lectura y la creación de bibliotecas y cines o la desprotección de la propiedad intelectual. Estos artistas,  al igual que Javier Marías (Premio Nacional de Narrativa en el 2012) y Josep Soler (Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes en el 2013), pensaron, como dice Colita: "sr.Wert, no me apetece salir con usted en la foto".
Estas renuncias me recuerdan también a todas esas crítitcas que caen inevitablemente en cada gala de los Goya, en las que actores, humoristas y directores manifiestan su malestar y sensación de abandono.
El mundo de la cultura nos está lanzando un grito contundente y desesperado, y sin embargo, no parecemos escucharlo. ¿Por qué no empezamos a hablar de cultura?

Ana Santorum Martínez, 2ºBI L

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