lunes, 1 de diciembre de 2014
Carmela, María, Lola, Mercedes, Gloria... y tantas otras más.
El "día internacional de la mujer" conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona.
Ese día no se nos pasa, porque se recuerda en todas las instituciones públicas y privadas, los niños hacen trabajos en los colegios e institutos, los telediarios lo mencionan, las tertulias televisivas más de lo mismo... y desde mi punto de vista, no puede ser de otra manera.
¿Pero sabíais que hoy, 1 de diciembre, a parte de ser el día internacional de la lucha contra el SIDA es el "día del ama de casa"? «Para homenajear a las amas de casa por la labor diaria que realizan, a mayores del compromiso y responsabilidad tan grande con su familia».
Si leemos detenidamente el concepto de cada uno de esos días, vemos que en primer lugar entre otras cosas se subraya "su desarrollo íntegro como persona", a la par de hacer hincapié en el "con su familia". ¿Es esto interpretable como que un ama de casa solo vive para los demás olvidándose por completo de su identidad como persona?
Yo espero sinceramente que la respuesta colectiva sea: no.
Hoy en día, a 1 de diciembre de 2014, me resisto a pensar y a aceptar que las amas de casa no tienen vida social, privada o cultural. Es cierto que existen aquellas que lo son porque la vida las ha llevado a esa circunstancia, y que es posible que sientan que su hogar es una cárcel, sin entenderse a sí mismas como personas realizadas. Pero ojo, al igual que otras tantas personas que el destino, el esfuerzo y quizá las inquietudes, las llevaron a trabajar en puestos y situaciones que ni por asomo anhelaban.
Así que vamos a centrarnos en esas personas, amas de casa por VOCACIÓN; porque sí, las hay.
Esas mujeres y hombres que disfrutan, día a día, con su trabajo, con su familia. Que se organizan para poder compaginar la compra, la comida, las labores domésticas, los deberes, las citas médicas... con un buen libro, con un rico café con los amigos, disfrutando de un rato de ejercicio en el gimnasio, con la vida personal y afectiva.
Es cierto que trabajan 24 horas al día los 365 días al año, pero no es menos cierto que el tiempo en ello es distinto, las pautas, la organización y el orden los pone uno mismo.
He mantenido una conversación con una mujer licenciada en empresariales, que un día decidió, de mutuo acuerdo con su pareja, ser ama de casa. Porque según sus palabras, siempre fué lo que deseó, de igual forma e intensidad que otras personas deciden luchar por ser médicos, peluqueros, abogados, maestros, costureros... Y después de tomar libre y conscientemente esa opción, se siente incomprendida por una gran parte de la sociedad, y sobre todo por muchas otras mujeres que la tratan de "pobrecita, mira tú, licenciada y en casa".
La miran con cierta pena y desprecio, sin ser capaces de comprender que su trabajo merece el mismo, ni más ni menos, respeto y reconocimiento social que el suyo.
Debemos luchar y mirar por unos derechos y deberes comunes, por encima de cualquier condición humana, tanto sexual, racial, de orientación o de ideología (etc). Pero no nos podemos permitir que esa lucha derive en la discriminación hacia ciertos sectores como el de ser ama de casa. Pues a pesar de que se sufriera, y quizá todavía se mantenga esa idea en cierta parte del colectivo social, una gran opresión de la mujer hacia ello, también han existido y existen muchas otras personas con vocación propia.
Es necesario entender el hecho de que aquellas acciones que hayan podido estar condicionadas por cierta opresión no tienen por qué ser negativas en su existencia personal, sino en el acto al que se han visto sometidas.
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Nos remitimos a la necesaria ruptura de los estereotipos que nos autodefinen, que la sociedad crea para designarse a sí misma. ¿De dónde sale esa asociación de la mujer con las tareas domésticas, en sumisión al hombre? Creo que la respuesta es bastante obvia, puesto que la evolución ideológica de las sociedades patriarquistas nos lleva a la concepción del hombre como ser poseedor de la mujer, quien está destinada a servirlo. De una costilla salió la mujer. La mujer como "parte del" hombre.
ResponderEliminar¿Por qué necesitamos estereotipar a la sociedad para entenderla? O, lo que es lo mismo: ¿por qué necesitamos estereotiparnos (etiquetarnos) a nosotros mismos para entendernos? ¿Sería posible tal entendimiento sin "la figura del"?
Debemos tener en cuenta los "focos de luz" que intentan romper con esto, buscan una alternativa a, una sociedad sin tales distinciones; delatores de un cambio social, quizá eclipsado por la masa, pero que al fin y al cabo, está ahí.