miércoles, 17 de diciembre de 2014

La inteligencia

Los individuos que nos enfrentamos al conocimiento debemos ser conscientes de nuestras limitaciones y capacidades, marcadas por la madurez, por las habilidades con el lenguaje, por las respuestas ante estímulos, por la capacidad de trabajo o física o, incluso, por ciertas patologías. Como esto no sucede durante la incursión en nuestro sistema educativo debido a la corta edad, considero oportuno que sean los psicólogos los que lleven a cabo esta tarea. Es necesario conocer tales destrezas para hacer posible una óptima recomendación sobre el tipo de educación, ayudando en aquellos ámbitos en los que uno presente problemas y potenciando las habilidades que posea. Desde luego, es económica y humanamente imposible individualizar la enseñanza, pero la solución tampoco es limitarla al logro de un único y común objetivo que, en la actualidad, supone (para la mayoría de los estudiantes) alcanzar la media que marca la entrada a la carrera de ensueño. A día de hoy, existen teorías que separan la “obsoleta” inteligencia unitaria, que agrupa diferentes capacidades específicas, en múltiples inteligencias:

Inteligencia lingüístico-verbal: permite un habla y una escritura favorables, que deben ser potenciadas mediante debates, presentaciones, escrituras y lecturas.

Inteligencia lógico-matemática: permite una rápida resolución de problemas abstractos y un mejor razonamiento inductivo y deductivo. Estas capacidades han de ser impulsadas con el uso del cálculo mental o de juegos matemáticos.

Inteligencia espacial: posibilita la percepción de imágenes externas e internas, transformarlas o modificarlas. Juegos de construcción o diseños de mapas y gráficos permiten mejorar sus destrezas.

Inteligencia naturalista: gran habilidad para observar, identificar y clasificar a los miembros de un grupo o especie, aplicable a cualquier ámbito del saber. Las pruebas de diferenciación desarrollarán estas destrezas.

Inteligencia musical: La sensibilidad, el ritmo, tono y timbre se asocian con ella. Tanto cantar, como tocar instrumentos o escuchar música son beneficiosas para una evolución favorable.

Inteligencia corporal: correcto empleo de todo el cuerpo para la expresión de sentimientos e ideas o gran felxibilidad, velocidad, coordinación...resultado de la práctica de deportes, actividades manuales o corporales referentes a la expresividad.

Inteligencia intrapersonal: capacidad de tomar decisiones y asumir responsabilidades, que implica una adecuada reflexión, autocomprensión y autoestima, además de capacidad de trabajo. Prácticas como la meditación o la realización de proyectos individuales acrecentan tal inteligencia.

Inteligencia interpersonal: capacidad de empatizar con los demás, adoptando una sensibilidad especial para entender y responder (como es el caso de los docentes de mayor renombre).

Todos los seres humanos gozan, explica Howard Gardner (autor de esta teoría), de las 8 inteligencias, pero en mayor o en menor medida.

Una vez hecha la división, queda en manos de los psicopedagogos orientar a cada individuo por una de las sendas que mejor encajen con el tipo de inteligencia y desarrollar las habilidades pertinentes. No por ello se ha de evitar todo conocimiento ligado, en mayor grado, a otras inteligencias, sino adquirirlo desde la propia, esto es, asimilarlo mediante actividades relacionadas con nuestras destrezas. Pongo por ejemplo el caso de un estudiante (o una, por supuesto, pero el lenguaje hace que el término masculino sea a menudo el genérico) que presenta una gran dificultad resolviendo problemas abstractos frente a una pasmosa facilidad para el dibujo. El tronco, el pilar principal del método de enseñanza que reciba tiene que estar, entonces, basado en la inteligencia espacial, que debe poder ligar a esta los conocimientos básicos, pertenezcan al desarrollo del tipo de inteligencia que pertenezcan. Así, el punto de partida educativo no se vería condicionado por las capacidades que más relevancia tienen en nuestro sistema pedagógico, ya que el objetivo que pretenden alcanzar todos los pupilos es el de asumir conocimientos con el fin de progresar personal, profesional y socialmente. No hablamos de exclusividad u obligación, hablamos de aprender de manera más sencilla y adecuada.

Llegada una cierta edad (no está en mis manos establecer cual, y tampoco considero justo establecer una, como se hace con la mayoría de edad, que es igual para todos) y alcanzado un necesario nivel de formación, el individuo es plenamente libre de decidir si realiza una actividad relacionada con la inteligencia potenciada, lo cual sería socialmente lógico y positivo, o emprender una que no tenga demasiada relación, para la cual habrá sido igualmente preparado, aunque debe ser consciente de que no muestra las mismas habilidades potenciales que otros individuos de la rama en la que se pretende introducir. La base principal de esta idea es un conocomiento global integral equitativo (eso de la “cultura general”), el cual se alcanza por medio de diferentes habilidades, que sienta las bases de una posterior especialización. Resumiendo, usar los puntos fuertes de cada uno (que por necesidad han de dividirse en 8 grupos, ya que la individualización aquí es imposible) y desarrollarlos para adquirir conocimientos.


JOSÉ RODRÍGUEZ VILAS, 2ºBI

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