martes, 9 de diciembre de 2014

¿Y tú en que crees?

Todo lo que abre caminos también los puede cerrar; todo en exceso es malo. Está claro que cada uno es libre de tener sus propias creencias e ideas pero si nos cerramos a una de ellas y no escuchamos las demás esta lo que hará es cegarnos, impedirnos conocer, creará un muro. Aunque cada uno tenga sus propios ideales hay que estar abierto siempre ya que estos cambian, y deben así hacerlo. Es muy pobre decir “yo nunca cambiaré, siempre seré igual”, pues debemos evolucionar para lograr así aprender y lograr formarnos como personas forjando nuestra propia personalidad y pensamiento.  

En muchas ocasiones las creencias nos son impuestas como si de una orden se tratase: “tú tienes que creer esto porque es lo “bueno”/“correcto” o “tienes que creer esto porque así lo creo yo”. Si de verdad queremos hacer uso de este derecho de libre pensamiento que poseemos deberemos creer en lo que de verdad pensamos, en lo que de verdad sentimos, no lo que los demás nos digan o lo que esté mejor visto. Eso sí, antes de adoptar una creencia debemos abrirnos al mundo y conocer las distintas posibilidades de esta misma para poder así escoger en la que de verdad nos situamos. Debemos analizarnos y preguntarnos: ¿De verdad creo yo en esto? ¿En qué creo realmente?

Por otro lado, debemos separar los diferentes tipos de creencias y saberes. Esto se puede comprobar en la película de La herencia del viento donde el defensor, Darrow, del acusado, Scopes, lo defiende aludiendo a que a pesar de que este impartiera una doctrina evolutiva nunca había expuesto estar en contra de la Biblia; ambas creencias pueden coexistir al mismo tiempo, son de diferente carácter. Además presenta así que la Biblia no es un libro científico, si no religioso y que por lo tanto contiene ideas que actualmente son incorrectas pues la ciencia así lo ha demostrado. Todo cambia, todo es susceptible de crítica; no podemos limitarnos a creer en algo firmemente ya que no hay nada que sea verdadero de forma absoluta.

“La Biblia es un libro. Es un buen libro, pero no el único libro”.

                                                                                      

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