El otro día, junto con Andrés Sousa acudí a parte de esta charla sobre el metílico en Galicia y ambos escuchamos una serie de historias conmovedoras. En una de ellas, nos contaban cómo un hombre, tras haber tomado su habitual vino de media mañana, se quedaba ciego de repente. Esto se debió a que el pobre hombre corrió la mala suerte de ingerir metílico, cuyos grupos aldehidos afectaron a sus órganos periféricos, dejándolo así ciego. ¿Ingerió el metílico de manera consciente? No. La presencia de esta sustancia en su bebida, se debe a que por un descuido se entremezcló entre bidones de vino sin metílico. A día de hoy, el caso de este hombre, como el de muchos otros más, aún está pendiente de un veredicto, en el que probablemente salga beneficiado económicamente pero ¿Realmente redime el dinero del mal que se le ha hecho a este pobre hombre, cuyo único exceso haya sido quizás el de beber un poco de más?
El otro día, junto con Andrés Sousa acudí a parte de esta charla sobre el metílico en Galicia y ambos escuchamos una serie de historias conmovedoras. En una de ellas, nos contaban cómo un hombre, tras haber tomado su habitual vino de media mañana, se quedaba ciego de repente. Esto se debió a que el pobre hombre corrió la mala suerte de ingerir metílico, cuyos grupos aldehidos afectaron a sus órganos periféricos, dejándolo así ciego. ¿Ingerió el metílico de manera consciente? No. La presencia de esta sustancia en su bebida, se debe a que por un descuido se entremezcló entre bidones de vino sin metílico. A día de hoy, el caso de este hombre, como el de muchos otros más, aún está pendiente de un veredicto, en el que probablemente salga beneficiado económicamente pero ¿Realmente redime el dinero del mal que se le ha hecho a este pobre hombre, cuyo único exceso haya sido quizás el de beber un poco de más?
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