lunes, 2 de marzo de 2015

¿Y vosotros de qué color lo veis?


En el último par de días, la imagen de un vestido de controvertido color se ha vuelto viral. Medio mundo afirma decidido que es de color dorado y blanco, la otra mitad que es negro y azul. Ha sido tal la agitación causada que la imagen ha llegado a las portadas de periódicos, revistas y páginas webs informativas varias, además de a los informativos. Con tanto revuelo y controversia, ciertas preguntas se me han planteado: ¿Quiénes están en lo cierto? ¿Quiénes se equivocan? ¿Por qué la dualidad de visiones? Estas quizás sean las de más fácil respuesta, sin embargo otras muchas, las que más atañen al contenido e intención de este blog, no resultan tan fáciles de resolver: ¿Qué implica que un porcentaje tan importante de población pueda estar equivocada? ¿Hasta que punto podemos confiar en nuestros ojos? O yendo más allá, ¿son fiables nuestros sentidos?

Vista la situación anterior, la respuesta parece ser no. Incluso lo que vemos, oímos o tocamos puede no ser real, puede que incluso aquello que consideramos completamente objetivo, incluso la observación de la realidad sin juicios ni opiniones, en el que caso de que esto fuera posible, es subjetiva. En sí misma, la información recogida por nuestros sentidos sí es objetiva, pero desde el momento en que esta información es trasladada a nuestro cerebro e interpretada por él, no podemos seguir considerándola como objetiva. Nuestros conocimientos, nuestras experiencias... influyen en esta interpretación de la realidad, lo que la convierte en algo diferente para cada persona.

Y esto nos plantea un dilema: ¿cómo podemos decir que sabemos algo? ¿Basta con afirmar “lo vi”, “lo oí” para saber que algo sucedió? Y si a esta última pregunta la respuesta es no, ¿qué implica que los testimonios de testigos sean aceptados en procesos legales? No son pocos los casos en que un testimonio ha sido vital para una resolución judicial, ¿y hasta qué punto eran estos ciertos? No se trata de que dudemos de todo aquello que percibimos, si no de que seamos conscientes de que no somos infalibles y de que a veces es necesario que nos planteemos cómo podemos decir si sabemos, si conocemos. Porque al igual que con el vestido, las mismas situaciones pueden ser percibidas de forma diferente según cada individuo. Así que, decidme, vosotros ¿de qué color lo veis?


4 comentarios:

  1. ¿No podrían llevarnos estas "taras" perceptivas a acercarnos a la idea del solipsismo? ¿Cómo podemos estar seguros de lo que vemos es compartido por todos? Esta solo es una prueba evidente que pone en manifiesto, sobre todo, nuestra condición biológica, que de alguna manera determina "grupos": los que ven el vestido azul y los que lo ven blanco. Luego están los que su retina es capaz de alternar el contraste de colores y los perciben aleatoriamente. ¿No podríamos abstraer de esto un reflejo de nuestra composición social? Deberíamos reconsiderar hasta qué punto nuestra biología nos "encierra" determinándonos, o si constituye un medio para nuestra propia socialización.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En realidad, ese es el meollo de la cuestión, no podemos estar seguros de los que vemos es compartido por todos, ni de que no somos los famosos "cerebros metidos en una cubeta". El trimestre pasado, veíamos en clase un vídeo de una científica que afirmaba que los investigadores trabajaban dentro de lo que nuestros cerebros consideran realidad, es decir, de aquello que éramos capaces de percibir o creíamos percibir, pero ningún científico podria actualmente demostrar que la auténtica realidad, más allá de nuestras percepciones, sea como creemos que es.
      Resulta llamativo, respecto a otro de los temas que sacas a colación, el hecho de que se hayan creado dos grandes grupos en cuanto al color del vestido, o azul y negro o blanco y dorado, y todos se hayan incluido en uno de estos dos grupos. Me resulta extraño que no haya casi habido voces exclamando que lo veían azul y gris, o añil y gris, o plateado y amarillo... Casi como si la interpretación del color del vestido pudiera tener solo dos soluciones posibles. Quizá esto se deba a la presión social por decidir un determinado color. Lo cierto es que no solo la biología tiene un papel determinándonos, "encerrándonos" como tú decías, nos encontramos constantemente influenciados por nuestro entorno, nuestra sociedad y cultura.

      Eliminar
  2. De qué color vemos el vestido puede ser alterado por el factor social, como en otros muchos casos. Si todos tus compañeros te dicen que ven la prenda de color azul, irás con la predisposición de verlo de ese color. En el caso de los testimonios, la visión y la percepción no es el único factor determinante. Si nos encontramos en una situación de peligro, nuestro cuerpo actúa alterado por hormonas que modifican cómo percibimos en esa circunstancia. El estado de shock al que podemos estar sometidos en ese instante puede provocar que recordemos de forma difusa, dando lugar a un testimonio que sea posiblemente erróneo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si consideramos que el hecho de que nuestros compañeros o entorno social vea le vestido de un color u otro, estaríamos suponiendo que la presión de grupo nos condiciona a la hora de tomar decisiones y de ver el mundo que nos rodea. Como bien se dice en la entrada, podríamos trasladar esto al campo judicial, y pensar que la fiabilidad de un testigo en un juicio puede verse comprometida en caso de que hubiese múltiples testigos presenciando el acto delictivo. En tal caso si, por ejemplo, todos viesen x prenda de un determinado color pero el testigo mencionado anteriormente lo viese de otro, de autoconvencería de que lo que le falla es la memoria y que realmente lo había visto igual que sus compañeros.

      Eliminar