domingo, 4 de octubre de 2015

"Si la muerte no existiera habría mucho que ver, mucho tiempo para verlo, muy poco que hacer y nada en que pensar"

Si la muerte no existiese, la vida no tendría valor alguno, viviríamos en una monotonía. Las personas no tendrían propósitos, metas que alcanzar. Vivir, sería en realidad un sin vivir. El ser humano sería un ser insensible, un ser que anhelaría saber qué es la angustia, la tristeza, qué es perder a alguien querido. Lo que realmente hace la vida interesante es su finitud, que nos incita a quererla disfrutar al máximo. La muerte es quien determina nuestra forma de vivir, nos humaniza, y es necesaria para los hombres. Somos los únicos seres conscientes de que en algún momento de nuestras vidas vamos a morir, y eso es lo que nos hace humanos y racionales. Comenzamos a tener nuestros propios pensamientos cuando nos damos cuenta de que vamos a morir, es por eso que, si la inmortalidad fuese posible, seríamos seres vacíos por dentro. Por otra parte, si fuesemos inmortales no tendríamos la necesidad de creer en un Dios, pues los Dioses seríamos nosotros mismos. Por lo tanto, la muerte da vida a los Dioses.

Sara Mato Torre, 1º BACH. A. 04/10/2015

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