lunes, 11 de diciembre de 2017

LA IRONÍA DE LA GLOBALIZACIÓN

¿Cómo podemos afirmar que vivimos en el siglo de la globalización?

Nos encontramos en pleno siglo XXI, las tecnologías han evolucionado a una velocidad exponencial y hoy en día nos permiten conectar con cualquier parte del mundo en apenas un par de segundos. Nos creemos ciudadanos con una mentalidad cosmopolita, ciudadanos del mundo. Afirmamos ser respetuosos con nuestros prójimos y con el medio en el que vivimos; aseguramos revelarnos contra las injusticias.
¿Cómo podemos estar tan ciegos?
Pensamos que nos importan los demás cuando en realidad puede haber un atentado terrible en Egipto que no vamos a dedicarle más de unos segundos en visualizar el titular por encima. Pero claro cuando ocurre en tu propio continente la historia cambia.
Nos creemos defensores de la dignidad de la persona y de su libertad, pero cuando se ven en una situación extrema que les obliga a subirse en una patera con otras 50 personas, y sin haber visto en ningún momento de su vida tanta agua junta, no hacemos nada para ayudarles a que puedan vivir una buena vida. Incluso reforzamos las fronteras por si acaso.
Pero esto no puede seguir así, debemos actuar conforme a nuestras palabras. Si somos cuidadanos del mundo tenemos una moral que nos debe guiar y con la que debemos distinguir el bien del mal. Defender los intereses comunes que engloban a todos los ciudadanos del planeta.
No debemos distinguir más entre religiones o continentes pues la vida es algo que nos iguala a todos, y como ciudadanos debemos conseguir una sociedad así, basada relaciones entre seres iguales y libres.
Pero para la gran mayoría de nosotros, y me refiero a aquello que conocemos como primer mundo, ser ciudadano cosmopolita no es nada más que una palabra de moda que queda bien en el perfil de nuestras redes sociales.
¿Podríamos estar más equivocados?

ANDREA CASTRO DIOS      1° A

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