Entender las causas de nuestras acciones puede resultar complicado. Diferentes filósofos se han manifestado ante esta situación, como Bento Spinoza.
Spinoza defiende que el hombre se cree libro porque desconoce las causas de sus acciones. Y es precisamente cuando tratamos de entender nuestra acciones cuando aparece el concepto de emoción.
Para entender lo que somos debemos utilizar la razón; pero para entender nuestras actos debemos contemplar nuestras emociones, ya que por ellas están determinadas.
Estos temas y explicaciones que Spinoza formulaba se corroboran ahora con los estudios de diferentes neurocientíficos, con lo que denominan como inteligencia emocional, es decir, aprender a sentir no que sentimos y entenderlo. En definitiva, el ser humano necesita motivación para actuar, una cuestión puramente emocional.
Los publicistas trabajan constantemente con esta afirmación y venden su producto de tal forma que en ved de realizar un análisis detallado de las características más relevantes del artículo, plantean la publicidad de tal forma que lo que pretenden es apelar a nuestras emociones y crear en nuestro subconsciente la idea de que ese determinado producto nos hará sentir más felices.
No es simplemente por el hecho de que manipulen nuestra realidad y nos impulsen a tomar decisiones irracionales. Es que nos proporcionan una información con la que nosotros pensamos conocerlo todo sobre el producto que pensamos necesitar, pero como una de las frases de Séneca recoge:para saber algo, no basta con haberlo aprendido.
Si queremos tomar las riendas de nuestra vida, y no dejarnos llevar por aquellas ideas de libertad y de moral preestablecidas por la sociedad, tenemos que ser conscientes de nuestras emociones y no intentar reprimirlas.
ANDREA CASTRO DIOS
1º A
No hay comentarios:
Publicar un comentario