Cruzar la calle

                                                     
Nunca me han gustado ni los vestidos ni las faldas, casi siempre he vestido con leggings debido a su comodidad y aún ahora lo sigo haciendo, por ello me han insinuado que no me preocupo por mi aspecto físico, o incluso que necesitaba un cambio de look. Y todo eso me hacia sentir insegura.
Con el paso del tiempo me di cuenta que lo que realmente me enfadaba era que nadie comentase que mi compañero de al lado usaba siempre el mismo chandal.
 Normalizamos pequeñas injusticias de las que somos partícipes, comportamientos que adquirimos cuando somos pequeños y que incluso nosotros mismos trasmitimos sin haberlos asumido de forma consciente, deliberada y racional.
Hoy en día, con cierta perspectiva crítica veo las consecuencias de lo que parecen experiencias insignificantes, como la de los leggings, tuvieron sobre mi, y me gustaría que las nuevas generaciones no se tuvieran que sentir inseguras con su forma de vestir, ni que soportar listas sobre los diez mejores culos de clase, me gustaría que lo primero que quisiera ser una niña de pequeña, no fuese una princesa esperando a ser rescatada por un príncipe, que las generaciones que nos siguen no tengan que escudarse tras un novio para que las dejen en paz, ni que sean continuamente cuestionadas sobre si se resistieron lo suficiente. No quiero que una significativa mayoría tenga que vivir bajo la etiqueta de víctima, y que tengan que explicar una y otra vez porque se denomina "violencia de género" y que les rebatan con ejemplos de casos aislados o con un recurrente, "no todos los hombre somos unos violadores." 
Progresos como los de la ley recientemente promulgada en Irlanda, o la impresionante respuesta frente a la sentencia de la "manada" fortalecen la idea de que algún día las futuras generaciones podrán volver sin miedo a sus casas, sin la necesidad de cruzar la calle.

Xoana García Fernández 1ºF