lunes, 3 de junio de 2019

¿Dónde está la pelota?

El otro día, mientras estudiaba filosofía, mi madre me habló un poco más sobre la teoría de la mente y me enseñó un experimento realizado por dos psicólogos ingleses, que explicaba con un ejemplo muy sencillo el funcionamiento de la mente de las personas que sufren el trastorno del espectro autista (TEA). No solo me pareció muy interesante sino que me hizo replantearme el verdadero significado de empatía.



Saber ponerse en el lugar de otra persona y comprender que cada uno de nosotrxs, percibimos, pensamos, sentimos, deseamos o creemos cosas distintas. Complicado, ¿verdad? Pues todavía lo es más para las personas autistas.



Por lo que mi pregunta es, ¿qué nos hace tener todas esas cualidades, que englobamos en el significado de empatía? ¿Son realmente innatas?.

Por definición, la misma, consta de dos elementos que ya conocemos: neuronas espejo y teoría de la mente.  Como ya sabemos, no podemos observar la mente de otros, pero somos capaces de generar  hipótesis sobre lo que piensan y sienten e interpretamos así su comportamiento.  Es decir, entendemos que otras personas poseen un estado interno igual que el nuestro propio y a su vez diferente de él.

Sin embargo, tal y como dijo Frith, una psicóloga inglesa, para un niño autista es difícil “distinguir entre lo que hay en el interior de su mente y en el interior de la mente de los demás”. Por eso, tal y como vemos reflejado en múltiples series  y películas, muchas situaciones de la vida cotidiana las reciben como impredecibles y carentes de sentido.



El estudio del cerebro y la concepción dualista cerebro-mente significaron un gran avance en la investigación de éstos y la aparición de muchas nuevas teorías que explican el funcionamiento de la misma, abarcando no sólo la norma sino también muchas de sus excepciones, así como el autismo. En mi opinión, esto supone un gran avance en nuestra sociedad ya que desde Descartes, se había creído que nuestro conocimiento de los fenómenos mentales, dependían del acceso introspectivo  que cada uno tiene de su propio mundo. Lo que significa, que nuestra primera información sobre el mundo mental depende del nuestro propio, por lo que solo podemos especular sobre lo que sucede en las mentes de los demás.



Remitiendome al experimento del que hablaba al principio,  el cual da título a esta publicación, fue realizado por Wimmer y a Perner. El Test de Sally y Anne, es una prueba que nos ayuda a entender el proceso de percepción en una persona con autismo y una sin trastornos aparente. Este experimento está fundado en la teoría de la mente, pero,  desde luego, no es algo concluyente.



La mayor parte de vosotrxs al ver la imagen, diríais que Sally buscará la canica en la cesta, ya que no sabe que Anne la cambió de sitio. Sin embargo una persona con TEA, al escuchar esta historia, afirmará que Sally la buscaría en la caja, porque conociendo esta información no es capaz de no tenerla en cuenta y pensar que Sally no puede saberlo.



Después de todo lo que expuse anteriormente parece que dichas personas carecen de empatía, sin embargo,  tal y como explica Anabel Cornago, escritora y madre de un niño con autismo, estas dificultades se pueden superar mediante ejercicios y mucho esfuerzo. En uno de sus libros, cuenta una anécdota que vivió con su hijo. En una de las paradas de un viaje de tren el niño, de unos 6 años, les dijo a sus padres: “mirad, dos personas acaban de perder el tren. Los pobres deben pensar que ahora tienen que que esperar 30 minutos más”. Esto implica un gran logro en general, y en la teoría de la mente en particular. Lo que además demuestra que la teoría de la mente sí se puede enseñar.



Concluyendo, creo que el estudio de la mente del ser humano, no solo nos hace comprender con mayor facilidad nuestra propio mundo mental sino que también nos ayuda en nuestras relaciones sociales, por ello, la investigación sobre el funcionamiento del cerebro y la mente de las personas que sufren algún tipo de trastorno, así como el autismo, nos ayuda a entender comportamientos y, de esta manera empatizar.


Carmen López 1º A

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