domingo, 16 de junio de 2019

¿Es el apego un vínculo insano?

Hace un tiempo tuvimos una conversación en la que Aurora comentaba su preocupación sobre su bisabuela. Hablamos que después de haber enviudado dos veces tuvo un completo rechazo a volver a enamorarse. Ahora que es muy mayor, últimamente prefiere no pasar demasiado tiempo con la familia, siempre tiene una disculpa, “se hace tarde…”.

Al trabajar para el examen el tema de la filosofía oriental, en el que una de las cuatro verdades del budismo afirma que el sufrimiento surge por el apego que se tiene a las cosas, a la vida y a los demás, nos planteamos:

¿Verdaderamente nos influye tanto el apego en nuestras vidas?

Muchas veces evitamos hacer algo solo por el miedo a sufrir. Como la bisabuela de Aurora hay personas que por ejemplo después de la muerte de un ser querido como un marido prefiere no volver a enamorarse solo por no volver a sentir el dolor por esta pérdida.

¿Nacemos con ese apego o somos nosotros mismos los que a lo largo de la vida nos vamos apegando a las cosas?

Desde la teoría del apego creada por John Bowlby, psicoanalista inglés, sabemos que el apego se crea desde el primer momento de nuestro nacimiento con ambos progenitores y continúa el resto de nuestras vidas. Esto es así porque el apego hace referencia a los vínculos emocionales que creamos con otras personas a lo largo de nuestra vida, primero con nuestros padres, y después con nuestros amigos, pareja o nuestros propios hijos. Es indiscutible la necesidad que todos tenemos de los demás. Esta necesidad este apego nos va a llevar al sufrimiento, todas las personas sufren y muchas veces decimos la repetitiva frase “a mi eso no me va a pasar” y no nos damos cuenta de que todo llega, que en la vida aunque pensemos que no, el sufrimiento está presente y tenemos que aprender a vivir con él.

¿Sería bueno tomar conciencia de ello y tratar de no apegarnos a algo para no sufrir?
Nosotras creemos que tenemos que tener algún apego aunque hay algunos que podríamos evitar para no sufrir pero se nos plantea el problema de cómo conseguir deshacernos de ellos.

Por último, ¿creéis que podríamos vivir sin ningún tipo de apego?, y si fuera así, ¿sería posible deshacernos de nuestros apegos?

Marta Martínez, 1º A
Aurora Alvarellos, 1º A

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