Seguramente alguno de vosotros
o de vuestra familia se ha sentido identificado con los ejemplos que voy a
detallar, a pesar de reconocer el absurdo y la falta de lógica. A menudo nos
vemos atrapados por las manías y rituales, y nada de lo que hagamos, digamos o
repitamos alterará esa parte de la suerte que no depende de nosotros.
Os voy a poner un ejemplo
mañana tenéis una cita, la tercera en los últimos dos meses, y por ahora no habéis
tenido suerte. Por la noche miráis el armario abierto de par en par y os preguntáis
“¿qué me pongo?” El vestido verde que me queda tan bien, no; la última vez que
me lo puse, la cita salió fatal, estuve muy nerviosa...
Este caso es muy común, y si
no es la elección de la ropa, seguro que alguna vez habéis cerrado y vuelto a
cerrar la puerta de casa, y os habéis dado la vuelta y os habéis preguntado: “¿he
cerrado la puerta?”. Y a sabiendas de que si que la habíais cerrado, habéis
vuelto para comprobarlo. ¿Y qué me decís de las comprobaciones de enchufes, la
calefacción, la llave del coche o revisar que la vitro esté apagada? ¿Nunca habéis
visto a vuestra familia comprobar todo eso? Yo sí y es precisamente se eso de
lo que os quiero hablar.
Si el otro día mi hermano no hubiera protestado a la hora de cenar
seguramente no estaría escribiendo esta entrada. Y os estaréis preguntando: ¿y
qué tiene que ver que tu hermano proteste a la hora de cenar?, pues bien lo curioso es que suele quejarse sobre
las 22:00. Yo no me había dado cuenta esta hoy, pero ahora comienzo a pensar
que se trata de una manía. ¿Y quién no tiene manías? A veces incluso la rutina
puede convertirse en una manía. Una persona que cena siempre a la misma hora y
que si un día no puede hacerlo por los motivos que sean, siente cierta
inquietad, como si algo fallara, yo creo que esto es lo que le pasa a mi
hermano.
Pero en mi familia no solo mi hermano tiene manías, mi madre también tiene,
por ejemplo cuando ve una puerta abierta, un grifo goteando, los cajones abiertos, etc, no se encuentra bien hasta que no los cierra, es como
si esto le generara inquietud.
Otros manías muy comunes entre
las personas son las de relacionar todo con los números, es decir personas que suelen contar el número de escalones que hay
hasta su casa, contar el número de vehículos, etc. Raras veces esta manía se
convierte en un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo).
Otra manía muy común es la de ir al baño solo cuando estamos en casa por miedo a las bacterias o a que alguien te pueda mirar por un agujero.
También hay muchas manías provocadas
por la
simetría, las personas con esta manía recolocan miles
de veces los objetos en la posición correcta, ya que verlos de un mal modo
puede ponerles muy nerviosos.
También hay personas que
evitan las líneas
de las baldosas con los pies.
En definitiva existen muchos
tipos de manías y estas son solo algunas, aunque hay gente para todo. ¿Os habéis
visto reflejados en alguna de ellas? ¿Tenéis una ropa de la suerte? ¿Sois
supersticiosos? Os da miedo que caiga la sal en la mesa, pasar por debajo de
una escalera, no tomarse las 12 uvas de Año Nueva… ¿Pensáis que os va a pasar
algo por abrir un paraguas dentro de casa?
Ahora que yo he compartido
algunas de las manías de mi familia, me gustaría que me dejarais comentarios
con algunas de las vuestras, y que me respondierais a la pregunta: "
¿ Nos debemos preocupar de las manías?
Yo pienso que si, ya que una manía se puede convertir en una obsesión (TOC) que te hace perder mucho tiempo del día y limita tu vida. El TOC es incapacitante. No puedes hacer nada más hasta que no hayas conseguido calmar la ansiedad que te produce el pensamiento obsesivo.
El TOC se trata a veces desde el cine o la literatura en modo de humor, como si fuera una curiosa manía y NO lo es. Es cierto que en algunos rasgos las manías pueden parecerse a las compulsiones y la línea que las separa es muy fina, pero a decir verdad existen muchas diferencias entre manía y TOC y la principal de ellas es que el TOC es una enfermedad limitante y discapacitante.
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