Cuestionarse
la importancia de la filosofía es algo que nos lleva directamente a debatir si
dicha ciencia (si así puede llamarse) debería estar en nuestro sistema
educativo. Para resolver esta cuestión hay que empezar por preguntarse lo más
elemental; “¿Qué educación queremos que
reciban los jóvenes?” Parece que las autoridades lo tienen claro, quieren una
educación ´funcional´ y económica. Todo indica a que las reformas educativas
parecen tener como objetivo asuntos como el reducir el número de parados,
fomentar el consumo… No parece haber mucho interés en crear cabezas pensantes.
Si eso es lo que se persigue, acabar con la filosofía y la ética en las
escuelas es de lo más acertado.
Aprovecho
para poner como ejemplo el libro de Huxley, Un Mundo Feliz. La sociedad
plasmada en esta clásica novela es educada de manera que resulte muy funcional;
todos tienen trabajo, se crean humanos de poca capacidad mental para labores
manuales, mientras que los trabajos intelectuales serán realizados por personas
“mejor formadas” (aunque no más conscientes de lo artificial que es su mundo). Puede que todo el mundo tenga trabajo si creamos "tarugos" y "menos tarugos" en las escuelas pero también viviremos de forma inconsciente si no damos a la filosofía la
importancia necesaria.
Otro
ejemplo; hace apenas unas semanas, una de mis compañeras de clase preguntó a la
profesora de matemáticas por la utilidad que tenían en nuestra vida diaria los
sistemas de inecuaciones. La profesora, sorprendentemente, contestó que, en
principio, no tenían ninguna utilidad funcional, pero hacían de nosotros
personas más habilidosas, ejercitaba nuestros cerebros, nos hacía pensar.
Sabiendo esto, ¿Cómo se puede renunciar a la filosofía?, ¿Cómo se puede
renunciar a una asignatura cuyo único propósito es el propio “hacer pensar”?.
Yo no voy a
defender que sea importante saber si el calcetín de Locke tiene alma o no, ni
voy a defender la relevancia de que
estemos viviendo un `Matrix` o estemos en una pura realidad… Pero sé que, el mero hecho de preguntárselo, pensar
sobre ello, cavilar sobre posibles respuestas y compartir opiniones nos
enriquece más como seres humanos que lo que cualquier otra ciencia nos pueda
aportar.
Antonio Álvarez, 1BI
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