En el siglo XII, el mundo se reducía casi exclusivamente a Europa. De hecho, seguramente para muchos el mundo no sobrepasara los límites de su pueblo o ciudad.
Dos siglos más tarde, sin embargo, se descubre América. Un "Nuevo Mundo" lleno de posibilidades del que muy poco se conocía.
Y todavía cuatro siglos después de ese descubrimiento, el interio de África aún no había dejado de considerarse territorio inexplorado.
Lo que pretendo decir con esto es que la historia y el progreso de la humanidad, o gran parte de ella, se fundamenta en la ignorancia y, por tanto, en la sed de conocimiento.
El ser humano se caracteriza por el sentimiento de curiosidad, la búsqueda de novedad y mejora, el inconformismo y, sobretodo, por su imaginación. Sin imaginación no hay progreso, no hay avance.
Es un tema sobre el que podemos encontrar reflexiones en boca de todo tipo de personalidades en todo tipo de épocas, desde Thomas Edison («Cuando creo que he agotado todas las posibilidades, me recuerdo a mí mismo que es mentira, siempre hay una nueva posibilidad»), hasta Eminem («Siempre estoy en busca del verso que no haya recitado ya», Walk On Water), incorporando opiniones como la de Oscar Wilde, que defendía que «la imaginación fue dada al hombre para compensar todo lo que no es».
Ahora bien, la pregunta es la siguiente:
¿Qué ocurrirá cuando las posibilidades se hayan agotado de verdad, cuando ya no queden versos nuevos que buscar ni podamos imaginar algo que aún no seamos? Porque, si nos remitimos al ejemplo del principio de la entrada, hoy en día no queda rincón en el mundo que no esté perfectamente medido y detallado del que no podamos obtener la información que deseemos, sea cual sea, en menos de un minuto. ¿Y si este avance termina extrapolándose al resto de campos de nuestras vidas?¿Qué pasará entonces con nuestra búsqueda constante de novedad y mejora? Como he dicho antes, el progreso de la humanidad depende de la ignorancia. ¿Cabe entonces esperar un estancamiento de la sociedad en cuanto ya no quede nada que ignorar?¿Cuál sería entonces la razón de ser de los humanos?
¿Somos realmente capaces de vivir en un mundo en el que todo esté inventado?
Daniel Couso. 1º B
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