domingo, 16 de diciembre de 2012

¿Cómo afectan tus emociones o sentimientos a tu capacidad de actuar, de tomar decisiones?


   Para desarrollar esta cuestión es interesante conocer la teoría del “Marcador Somático”, del neurólogo portugués Antonio Damasio. Según esta teoría, mediante un aprendizaje, determinados estados somáticos se asocian a ciertos estímulos, por lo que en situaciones puntuales el cuerpo emite una señal relacionada con sus experiencias anteriores. Es decir, nuestro organismo crea un registro en el que acumula todas las asociaciones de tipo situación-estado somático. Este registro servirá para ayudar a la persona a tomar decisiones. Ante una situación el registro buscará experiencias similares ya vividas;  si se asocia con una experiencia previa negativa el marcador somático procurará que tomemos una decisión distinta a la anterior, y si la experiencia fue positiva fomentará la toma de una decisión semejante a la hecha con anterioridad.
   En mi opinión, y teniendo en cuenta la teoría anterior, los sentimientos y las emociones condicionan la mayor parte de nuestras actuaciones y decisiones. Los seres humanos, a diferencia de los animales, somos capaces de pensar, pero aun así muchas decisiones las tomamos impulsivamente. Esos impulsos, en gran parte, están condicionados por los factores anteriores. Por ejemplo: Tú estás enfadado y una persona que no conoces de nada te hace una pregunta, tu respuesta tiende a ser agresiva, y tú comportamiento no será el más adecuado.
   Todo lo explicado anteriormente se observa claramente en la película “Doce Hombres sin Piedad” de Sidney Lumet. La mayor parte de los miembros del jurado están condicionados por sus sentimientos y emociones, pero sobre todo se refleja en dos de ellos. El primero es aquel hombre que habiendo  tenido una mala relación consideraba que el comportamiento de su hijo podría asociarse al del acusado; y el segundo, el hombre que había tenido una infancia dura, muy semejante a la del acusado, lo que hacía que empatizase con este. En definitiva, se sentía plenamente identificado con el reo.
   En resumen, nadie es imparcial a la hora de tomar una decisión. Nuestras vivencias, experiencias, sentimientos y emociones condicionan nuestra actuación.

 Julia López González
1ºBI

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