Diariamente nos dejamos aconsejar y convencer por diversas personas de nuestro entorno social. Pero, ¿sabemos realmente su ceder a esos razonamientos o ideas es lo correcto? ¿Son esos argumentos válidos, o, al menos, más válidos que otras opciones?
Para mí, un buen argumentos constituye un razonamiento dado por una persona cercana, con ideologías parecidas a las mías. Este razonamiento, debe estar sustentado en todo lo que creo y sé, nada que desafíe leyes físicas o matemáticas lo consideraría como válido. Además, dentro de estas características habría que tener en cuenta la manera de pensar de cada uno y los valores por los cuales nos regimos en nuestra vida privada.
Hay millones de puntos de vista diferentes, tantos como personas hay en el planeta. Lo importante es respetar todas las opiniones, aunque algunas de ellas se taches de poco válidas, porque cada uno de nosotros ha sido "instruido" desde pequeño de una manera que tampoco podemos considerar realmente válida. ¿Sabemos si las ideas en las que nuestros padres nos han educado son las correctas?
Por eso considero que hay que respetar cada argumento e ideología e interpretarlo desde un punto de vista objetivo, sin tener en cuenta nuestra manera de pensar, porque muchas veces nos dejamos influenciar por las emociones o sentimientos y experiencias personales.
Juzgar de una manera objetiva es algo que no todas las personas pueden hacer. Por ejemplo, una persona muy impulsiva o con temperamento no juzgaría igual que una persona tranquila y comprensiva. Por eso es bueno reconsiderar las opiniones de cada uno, a la hora de juzgar.
No sé responder a la pregunta "¿Qué constituye un buen argumento?", porque, ¿realmente hay alguien que sepa que es un buen argumento y uno malo? Depende del punto de vista personal.
El valor de aprender a distinguir entre argumentos buenos y malos nos ayudaría saber como juzgar y con qué bases, pero para ello deberíamos saber ¿qué es el buen argumento? Y si los filósofos aún no han conseguido distinguir entre lo bueno y lo malo, es bastante improbable que unos alumnos de primero de Bachillerato lo descubran en un mes de curso.
Bárbara Rodríguez Presedo 1º Bach. Internacional Ciencias
Tratar de comprender las creencias que sustentan las opiniones de los demás no las convierten en argumentos. No todas las opiniones son válidas, por ello es interesante aprender a distinguir cuáles están basadas en creencias razonables que pueden ser compartidas y cuáles no. Conviene diferenciar conceptos. Lee la práctica dedicada a la argumentación.
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