domingo, 23 de febrero de 2014

In memoriam Nina Gálkina Gálkina

                                                                Publicado en el Blog de Valentín Carrera.
                                                                                          (22 de febrero de 2014)

         Él había llegado a Moscú con seis años, en 1937, en pantalones cortos, vomitando por la borda de un carguero desde Gijón a Londres, y luego en el buque Kooperatsia hasta Leningrado, tiritando y asustado, con sus cuatro hermanos y otros mil cien niños y niñas apartados de sus familias por la guerra.
Ella le esperaba creciendo feliz, guapa y sana en la dacha campesina de Voscresenk, a orillas del río Moskva, en cuyas orillas espejean los abedules, y su boca de fruta soñaba con el país de las naranjas, sin saberlo.
Emilio creció en la Casa nº 1 de Pravda, estudió con provecho, aprendió ruso, viajó a Crimea, Saratov, Ucrania, y se hizo un joven apuesto e industrioso.
También Nina creció, dejó la ribera de abedules, bajo cuyas raíces yacen los patriarcas, y en Moscú un día supo que las manzanas de oro que había soñado existían de verdad, pero venían desde muy lejos, y eran caras y escasas.
Como el destino ya había hecho sus planes, las coordenadas vitales del nieto de emigrantes ferrolanos y la hija de campesinos rusos se cruzaron una tarde de 1950 en la intersección latitud 55° 45N, longitud, 37° 37 E, en el punto exacto donde la primera mirada sabe que es para siempre.
Dos años después, Emilio y Nina se casaron y su banquete de boda fue un bocadillo, sentados en un parque de abedules. Bajo la lluvia, ella le confió que le gustaban las naranjas, él le prometió que tendría naranjas y cariño toda su vida, y cumplió su promesa hasta el final. Sus ojos decían la verdad: el galán de bigotito y la chica de largas trenzas han compartido 64 años, hasta el último aliento.

Ayer Nina regresó a la tierra; galán enamorado a su cabecera hasta el último minuto, Emilio. Ella se había despedido de sus hijos y nietos, entre ellos, mi amigo ruso-berciano, André, para quien hoy escribo. Se fue al lugar escogido, “¿qué te parece, Emilio, esta sombra de abedules para siempre?”. Al ir poniendo a su alrededor ramos de flores, como era su gusto, un avión sobrevoló respetuoso el cementerio de Liáns: me pareció que a bordo la mirada de Nina regresaba a Voscresenk, al punto exacto latitud Emilio Gómez, longitud Nina Gálkina, donde el amor es certeza.


In memoriam Nina Gálkina Gálkina, casada con un niño de la guerra, fallecida en A Coruña el 4 de febrero de 2014.





Más sobre la historia de Nina y Emilio:

Gracias amigo mío.
Elena Gómez Gálkina

8 comentarios:

  1. Historias asi de bonitas son dignas de conservar en la memoria y transmiten mucha ternura. DEP.

    ResponderEliminar
  2. Es, en verdad, una historia muy, muy bonita...

    ResponderEliminar
  3. Un pasado digno de ser recordado para que sirva como ejemplo a las generaciones venideras

    ResponderEliminar
  4. Este artículo ademaia da súa obxectiva beleza servenos para decatarnos de varias cuestións que marcan a nosa vida. A primeira que a min me ven á mente é poder facer unha crítica interior da prensa que hoxe baña a nosa vida, podéndonos decatar de que o que hoxe nos ofrecen tan so son números, e que fai falla un pouco de prensa "interesante", do que a unha sociedade marcada pola historia aprecia, e non o que os políticos cren que nos interesa.

    O segundo punto e que non hai que viaxar a importantes bibliotecas para recoller un pouco de humanidade histórica, xa que nos marcamos a historia, e con tal de ir uns poucos anos atras chega para recibir unha extensa e completa clase de historia que marca as nosas vidas.

    Unha noticia así sempre é tráxica, mais grazas a periodistas como son debidos fan sentirnos mais orgullosos do que xa podemos estar do noso pasado.

    Un agarimo moi forte á familia. E grazas a Valentín Carrera por achegarnos un pouco de cultura xeral e historia do noso estado.

    Pablo Queiruga Castro.

    ResponderEliminar
  5. Esta es una dura pero enternecedora historia, reflejo de un pasado que por siempre será recordado.
    Un muy fuerte abrazo a toda la familia, en especial a nuestra profesora y a nuestro compañero.

    ResponderEliminar
  6. Una historia increíble y digna de compartir con los demás.
    Un especial saludo para toda la familia

    ResponderEliminar
  7. Unha historia verdadeiramente bonita que non rematou, aqueles que a coñeceron manterana viva e farán que os demáis tamén a disfruten. Grazas por compartila e moito ánimo a aqueles todos que sentiron esta perda.

    ResponderEliminar
  8. Una preciosa y conmovedora historia de la cual debería servir como ejemplo, gracias por compartirla con todos nosotros.
    Mucho ánimo y mucha fuerza para la familia y demás personas afectadas por esta perdida.

    ResponderEliminar