martes, 29 de abril de 2014

La Felicidad tiene un precio y podemos pagarlo.

Peter Singer es un filósofo utilitarista de origen judío nacido en Melburne (Australia) que es conocido por sus planteamientos en el ámbito de la ética práctica. En su última obra Salvar una vida nos plantea el ineludible reto ético de evitar, si está en nuestras manos hacerlo, que algo malo suceda sin que nuestro esfuerzo socave  “bienes que dan realce a nuestra vida”, como la amistad, el desarrollo del talento, la participación en la vida de la comunidad, etc…Por lo tanto si está en nuestras manos “salvar una vida” deberíamos hacerlo.

El conocimiento del hecho de que diariamente mueran en el mundo 29.000 niños (Unicef  2013) por causas que puedan evitarse, debería llevar a que nos preguntemos si podemos hacer algo para evitar que esto suceda pues no podemos alegar ignorancia, así pues ¿en qué medida los conocimientos que posee una persona juegan un papel importante a la hora de decidir lo correcto o incorrecto de sus acciones o inacciones?

Salvar una vida -algo que probablemente haríamos si viésemos que un niño está a punto de ser atropellado- , puede conseguirse con una aportación económica que probablemente se gastase en banalidades y que sin embargo, puede contribuir a luchar contra el hambre y la pobreza en el mundo.

El filósofo de la Universidad de Princeton opina que, así planteado, podría pensarse que lo más razonable sería contribuir de un modo altruista pues creemos que salvar la vida de un niño, es un objetivo ético de primera magnitud. Entonces ¿por qué no lo hacemos si sabemos que, aunque no sean una solución estructural, las ayudas económicas salvan vidas, favorecen el desarrollo de las comunidades, solucionan problemas importantes?. Si tus ingresos te permiten vivir con relativa holgura, es probable que esté en tus manos salvar a cientos de personas a lo largo de tu vida. ¿Por qué no actuamos?

 Si sabemos que acabar con el hambre está en nuestras manos ya que podemos:
•            Informarnos, organizarnos y presionar a los gobiernos para que asuman su responsabilidad y diseñen y financien políticas que garanticen el derecho a la alimentación, un derecho humano fundamental.
•            Consumir de forma responsable, exigir responsabilidad a las empresas que producen los alimentos que consumimos.
•            Solidarizarnos con las causas de otras ciudadanías y sociedades civiles organizadas de los países en desarrollo para que puedan cultivar sus propios alimentos.
•            Colaborar con las ONG de desarrollo que trabajan para que las poblaciones de los países en desarrollo puedan cultivar sus propios alimentos.

Quizás no te habías parado a cavilar sobre el tema pues no habías sentido la emoción que predispone a actuar, por lo que también podrías preguntarte: ¿Qué papel juega la emoción en la adquisición de conocimiento?

La imagen de una niña atropellada y herida en la calle sin que nadie acuda en su auxilio, o la reciente información -que casi pasó inadvertida-  de una escuela en una localidad nigeriana que fue objeto del secuestro de entre 100 y 200 niñas por parte de una secta radical y cuyo paradero todavía se desconoce, es probable que, al igual que el caso del criminal de guerra ugandés llamado Joseph,  afecte -de un modo u otro- a tus emociones, y por lo tanto a tu capacidad de actuar, de tomar decisiones.

Así que las emociones son importantes, muy importantes para sentir la obligación ética de reparar un daño, pero como dice Singer – en la conferencia Tedque os propongo sobre el tema “es muy importante usar la cabeza para asegurarnos de que lo que hagamos sea eficaz y esté bien orientado. Y no solo eso, sino que creo que la razón nos ayuda a entender que otras personas, donde sea que estén, son como nosotros, y pueden sufrir como nosotros, que los padres lloran por la muerte de sus hijos, como lo hacemos nosotros, y que así como nuestras vidas y nuestro bienestar son importantes para nosotros, les importa de igual manera a todas esas personas. Así que creo que la razón no es solamente una herramienta neutral para conseguir lo que quieren. Nos ayuda a ver nuestra propia situación en perspectiva”.

Así que ¿Cómo podemos saber si deberíamos hacer algo?
Es probable que la respuesta empiece a trabajar ya en tu interior.
Nos vemos en clase.


2 comentarios:

  1. Hoy en día casi todo el mundo está concienciado de los graves problemas en el denominado "tercer mundo", pero, en mi opinión, aunque son conscientes del problema, aún no lo están emocionalmente hablando. Al no haber un vínculo emocional con esas personas que sufren todos los días, no hay una verdadera respuesta en la mayoría de nosotros. Y esto es lo que tenemos que tratar de lograr, mediante verdadera conciencia ciudadana. Todos nos sabemos la teoría, el discurso "miles de niños mueren cada día y podemos evitarlo...". Lo que necesitamos es otro punto de vista, hay que crear una verdadera preocupación, y esto se logra mediante discursos como el de Peter Singer, o como el documental Kony 2012. Por ello, desde mi punto de vista, sí se deberían alterar las emociones de un espectador si el objetivo es deseable.

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  2. Es verdad David que necesitamos otro punto de vista y la "compasión" es un sentimiento moral muy interesante -aunque para algunos tenga una connotación negativa- ya que nos vincula con nuestros semejantes; así pues identificamos la inhumanidad con la falta de compasión. Los seres humanos somos vulnerables, todos, por ello es importante estimular la necesidad que todos tenemos de los demás seres humanos -no sólo de los más allegados- Por eso como decía Aristóteles, quien siente compasión no es soberbio, pues el soberbio cree que no necesita la conmiseración de los demás, lo que le hace indiferente a los males ajenos. No seamos pues soberbios, y como decía Hume, busquemos la justicia que es un derivado de la compasión, un complemento corrector que asiste al que necesita ayuda más allá del sentimiento.
    Gracias por tu colaboración.

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