jueves, 10 de abril de 2014

Si no se miran entre ellos, ¿cómo van a mirarnos a nosotros?

Parece ser que el otro día asistimos a una ronda de preguntas al presidente del Parlamento de Galicia. Y digo "parece ser" porque, de no habérmelo dicho, jamás hubiera imaginado que el espectáculo que presencié fuera eso.
Abucheos, aplausos, gestos, papeles y un público a la fuerza mudo. Ese era el circo que se mostraba ante nosotros. Preguntas que no querían respuesta, sino sólo hacer crítica, y respuestas que eran datos y datos, casi automáticas. Todo era un "diálogo" vacío, en el que emisor y receptor se centraban en el "y tú más, y tú peor". Esos señores que nos representan dicen discutir cuestiones fundamentales para nuestro bienestar. Sin embargo, leer un papel cuando es tu turno no es discutir. No despegaban la vista de sus preciados papeles, tan fundamentales eran esos folios, que absorbían toda su atención, incluso mientras les hacían una pregunta o les respondían otra. Cada uno seguía su discurso, motivado por sus propios intereses y como si todo el juego político no fuera más que una eterna campaña electoral.
Nuestros políticos no hablan entre ellos. Y cuando dan sus pequeños discursos uno detrás de otro, no hablan de nosotros. La clase política ha perdido el diálogo, la argumentación, la entrega a aspirar realmente a mejorar la vida de los ciudadanos en detrimento de sus objetivos políticos y electorales. Nos marean con sus datos, informes, nombres técnicos, y todavía habrá quien se pregunte por qué no nos interesa la política.
El ambiente político de nuestro país está viciado, acomodado en sus escaños. La ventana que necesitamos abrir para respirar es que los políticos dejen de pegarse a sus papeles.
Levanten la vista, mírense entre sí y mírennos a nosotros. A ver si por fin podemos hablar de política y no de urnas.
Por último, y  ya que estamos hablando de política, me gustaría mencionar el videoclip de Amaral, que con políticos golpeados e irónicas frases, ha conseguido el millón de visitas en tres días.  Piensen ustedes lo que quieran.

 Ana Santorum Martínez, 1ºBI L

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